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jueves, diciembre 29, 2011

La tranquilidad y la angustia

Hoy es el primero de cinco días al hilo que tengo de descanso. Ya clamaba por un pequeño receso. Dormí como oso en invierno ayudado por la lluvia que desde el domingo nos ha salpicado con un desgano piadoso. No puedo decir lo mismo de Gladis. Su preocupación inició días antes de navidad cuando Cheli le anunció que se sentía mal y que se iría a su casa para regresar hasta después de navidad. Esta repentina enfermedad, muy a modo por cierto, hizo que a Gladis se le subiera lo chamula –mejor ya no vengas. Pasa por tu dinero a la casa de mi mamá –le respondió la Doña. Supe después que días antes se había descompuesto la lavadora –ahora entiendo la enfermedad de Cheli –pensé. Hay una sola cosa a la que Gladis tema más que tragarse una pastilla: lavar. Cuando existe la remota posibilidad de encontrarse de frente con ese monstruo apocalíptico que representa la acumulación de ropa sucia, ella se transforma en una madeja de nervios, la asaltan las pesadillas, se le espanta el sueño, y solo vive pensando en el día en que esa montaña colapsará sobre su cabeza atrapándola sin remedio y sin darle oportunidad de escapar. Hoy, con sorpresa y admiración, me enteré recién me desperté, que ya tenía ayudanta y no solo eso sino que ya tenía hasta lavadora. No me explico como la metió en el coche. Bien dicen: cuando la cosa es de vida o muerte, las capacidades humanas se multiplican exponencialmente.

1 comentario:

pepe dijo...

Aunado a todas esas peripecias, la llegada de vacaciones de mi sobrino que le pone de cabeza con los platillo regionales que simpre que viene quiere degustar, pero mi hermanita tiene capacidad para eso y mucho más le da solución salomonica a otra muchas cosas, saludos Muro que disfrustes tu descanso...5.28 a, 30 12 11 ya casi se no va el año..