Hoy Ale estuvo de voluntaria en un centro de acopio para ayuda a los damnificados de Chiapas castigados severamente esta semana por la contrariada naturaleza. Siempre será reconfortante para las personas que lo han perdido todo, sentir que no están solas en su desgracia por lo que es importante proveerlas de los artículos de primera necesidad. No me puedo imaginar estar en la misma situación en la que actualmente se encuentran estas familias: muchas de las cuales están sin dinero para comprar ropa o alimentos, otras con dinero pero sin tiendas en donde gastarlo, otras buscando a familiares perdidos, otras cargando heridos o discapacitados y otras mas desafortunadas enterrando algún ser querido. No hay policías, tampoco bomberos, ni organizaciones altruistas que puedan brindar ayuda porque todos están en la misma situación. De improviso, las personas se vieron totalmente solas ante esta catástrofe. Pronto se dieron cuenta también que la única ayuda que iban a recibir es la que ellos mismos se iban a poder dar. Que impotencia debe ser ver a tu familia sufrir y no poder conseguir ni un poco de agua a pesar de estar rodeado de ella. Al llegar por Ale al centro de acopio pude ver a estudiantes y niños exploradores trabajando codo a codo con personal de la cruz roja clasificando, empacando y estibando alimentos y ropa que solidariamente la gente ha regalado a estos paisanos en desgracia. Tapachula en este momento esta incomunicada, sus carreteras inservibles, sus puentes destrozados, sus vías férreas interrumpidas, y para colmo, el clima no permite el transporte aéreo. Que futuro tan incierto para tantas familias desmembradas ya pobres de por si. Este desastre ya alcanzó los estados de Puebla, Hidalgo y Guerrero. Otros cientos, o quizá miles de Mexicanos se sumaron a la desgracia.
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