Pedro y Alejandra se fueron de antro ayer como siempre sucede cuando Pedro nos visita. El antro seleccionado esta vez fue Dbar. Alejandra llegó echando pesticida matarratas contra ese tugurio de mala muerte. Según supe, la razón fue porque un tipo de alma simiesca y corazón de hiena, de esos contratados por los antros para deshacerse de los mala copa, ordinariamente conocidos como sacaborrachos, sacó a empellones a la calle a su amigo gay, sin causa aparente. Queda la duda si el can cerbero obedecía las reglas del propio Hades, que sería a todas luces ilegal, o si era como suele suceder, alguna atribución auto impuesta por algún gen recesivo de su antepasado Neanderthal. Vaya usted a saber. Lo imperdonable del caso es el repugnante tufo discriminatorio de esta acción en una ciudad donde la mayoría de sus habitantes tienen una herencia honrosamente indígena que respetaba la diversidad sexual. Dicen los entendidos freudianos que la homofobia aparece cuando al afectado le atormenta el miedo obsesivo a declararse gay, porque lo es en grado superlativo. Sabe. Conozco personalmente al amigo de Alejandra y lo que puedo decir del él es que es una persona excelente, extrovertida, inteligente, buen conversador, con sólidos principios éticos, y sobre todo, incapaz de ofender a nadie. También para Pedro resultó una noche de mal sueño. Perdió su celular. En esto, el perro de tres cabezas, custodio de Hades, no tuvo vela en el entierro. Todo lo que diré de este artefacto es que no era una bagatela. Apenas se recuperaba del golpe recibido por la descompostura de su Mac, que pereció víctima de ahogamiento en algún líquido extraño, cuando le sobrevino este otro porrazo etiquetado con la advertencia nomeolvides. Ni que decir cuando ni pío dijo él mismo. Bueno, esto último es un decir. Reconozco que sí le dije sus cositas. Aunque honestamente debo admitir que la atención que logré fue tan efectiva como la conseguida con un niño que juega candy crush. Su mente divagaba apurada tratando de dar con el lugar en el que se pudo haber escondido su USB. Si, para variar. No, pues así como. Ahora está muy quietecito; autoflagelándose con azotes de trabajo. Esta tan de pico caído que ni de comer se ha acordado. Esto, para quién lo conoce, describirá su estado de ánimo con santo y seña.
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