Visitas de la última semana

domingo, diciembre 22, 2013

Texto creado a partir de 12 palabras aleatorias

Existen personas cuyos cuerpos vistos de canto se parecen más a una varita de otate que a un cristiano de hueso y chicha. Cuando están de pie a la intemperie, el aire las mece como a espigas secas en un trigal. Sus cuerpos son piritas que se distinguen en cualquier escenario por las chispas de oro que producen al entrar en contacto con las miradas metálicas de los observadores. Dios y la Virgen los tiene que cuidar de imprevistas ventolinas cuando no hay asideros seguros cerca. Cuando Dios y la Virgen están muy ocupados y la ventisca los toma desprevenidos, entonces la inhalación se suspende y las varas flacas terminan estallando en un montón de astillas que luego el viento dispersará a kilómetros de distancia. Una vez levantado el vuelo, el descenso posterior no será tan controlado como se acostumbra en los aeropuertos. Además, es bien sabido que las astillas no son aerodinámicas, ni tienen tren de aterrizaje, ni un piloto que las dirija. No habrá puentes ni escaleras en el cielo en donde puedan recuperar el aliento o descansar del vuelo que se les impuso a la fuerza. Tampoco habrá manera de taparse los ojos y las orejas con apenas dos manos flacas para salvarse del vértigo y del silbido del viento de las alturas. Lo deseable será posarse de nuevo en la superficie para después juntar y pegar las astillas que estarán dispersas en la distancia. En situaciones de verdadero peligro, la mente se sumerge en recuerdos baladíes como por ejemplo, en lo ceñido del traje que se mandó hacer con la modista, o la visita pendiente que se tiene con el dentista. Cualquier burbuja que la mente creé para defenderse de la amenaza, por chalada que esta sea, será en general bien recibida siempre que actúe en defensa y beneficio del infeliz desarraigado. En situaciones de riesgo no existen rejas para la mente. Podrá perder el control para gobernar el cuerpo, pero jamás perderá la habilidad de generar ideas o dejar de sumergirse en el océano interior de fantasías hasta encontrar una salida viable o morir en el intento.

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