Isidro fue mi condiscípulo desde la secundaria y durante toda la preparatoria. La escuela secundaria No. 8 para varones en la que estudiamos (o debería decir desestudiamos) estaba por el rumbo de Polanco. En aquel tiempo esta colonia ni siquiera aparecía en el mapa de Guadalajara; para desplazarme de casa a la escuela tenía que subirme a dos camiones en los que recorría diariamente la totalidad de la Perla Tapatía. Más allá de esta susodicha colonia estaba el todavía despoblado y sombrío Cerro del Cuatro, o sea, la nada. Mis recuerdos de Isidro inician en el mismo año en que cursábamos el 3o de secundaria, tal vez un poco antes. Corría el año de 1975 cuando ambos conocimos a Tomas alias el chino. Este alias le vino por tener el pelo ensortijado que gustaba mantener peinado al estilo afro. El Chino era todo un personaje y estudiaba también en la misma secundaria aunque no recuerdo con precisión si pertenecía a nuestro salón (ya las neuronas no dan para más). Creo que fue Isidro el que empezó con el zafarrancho de hacer un grupo de música ya que ambos solíamos rascarle un poco a la guitarra, ya saben, el consabido ta-chun, ta-chun con el que uno de adolescente se siente ya todo un concertista. Tengo esta creencia porque en la colonia en la que vivía tenía amigos rocanroleros que ya andaban inmersos en estos menesteres de dar lástimas prematuras (después lo supe). De alguna forma, este tímido deseo, llegó a oídos de Tomas que para entonces se desempeñaba (con mención honorífica) como el rompe huesos del turno matutino de toda la secundaria, y como el refrán dice que más vale tener al enemigo cerca, y además nos juró y perjuró que él era toda una chuchita cuerera tocando la batería, pues ya está dijimos, de aquí somos (después del primer intento de ensayo supimos que eran puras habladas pero ni quién se atreviera a decirle nada). Así nació el verdadero grupo LÍMITE (no ese que surgió años más tarde en la ciudad de Monterrey) con dos guitarras que no sabían más acordes que los que tiene el circulo de DO y una batería que hacía los mismos ruidos que las cacerolas de mi mamá en plena cena navideña. Hace un par de semanas, por azares del destino, encontré en Internet una dirección de correo cuyo usuario me recordó a mi gran amigo, condiscípulo y estupendo compañero Isidro. Le escribí con prestancia sin la intención de obtener una respuesta de su parte. Ayer abrí mi correo y me encontré con sorpresa con su respuesta en la que me confirmaba ser la persona que yo suponía que era. Después de casi 20 años vuelvo a saber de él. Que agradable sorpresa.
1 comentario:
Mario (Mauro) me es muy grato saber que cualquier dia de estos seguimos charlando largo y tendido y te recomiendo que bajes live nsn para poder utilizar las webcam porque hay para un buen rato, gracias por recordar esos buenos e inolvidables momentos de bachilleres, en hora buena por la amistad, como dijiste hasta que uno despida al otro, recibe un abrazo y un fuerte apreton de manos!.sinceramente tu amigo desde siempre!
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