He llegado a la conclusión de que la lectura es una preferencia, una elección como cualquier otra en la vida. Es un gusto que las personas adquieren por si mismas y a cada una deja algo distinto según su propia experiencia. Las preferencias actuales para adquirir conocimiento están más orientadas al uso de imágenes dejando a los textos solo una función secundaria. “Una imagen vale más que mil palabras” reza la sentencia que cae pesadamente como lápida sobre las despanzurradas letras. Por consiguiente, el significado de las palabras pierde cada vez más valor ante el incremento en el uso de imágenes ya que estas últimas nos revelan su magnificencia sin ambigüedades y sin necesidad de utilizar símbolos engorrosos que nos obligan a consultar un diccionario. Una imagen invita a la contemplación y le deja claro al observador hasta el más mínimo detalle de la realidad. Por otro lado, un texto despierta la fantasía y deja al lector la tarea de construir con su imaginación los escenarios a su entera satisfacción (tarea algo difícil para los iniciados) con el agregado (y es aquí donde el puerco torció el rabo) de tener que consultar otro libro (diccionario) para entender las palabras que nos parecen acertijos. Mientras que la exactitud de la realidad representada por un texto depende del número y significado de las palabras, la exactitud o nitidez de una imagen depende actualmente del número de píxeles. La desventaja es enorme y la diferencia obvia. En un futuro no lejano, el diccionario solo se quedará con las definiciones de los sustantivos y los verbos, mientras que los adjetivos y los adverbios serán símbolos en desuso. Adiós gramática, adiós sintagmas, adiós sujetos y predicados.
Conversación futura entre dos sabios:
–Mi gustar carne
–Mi preferir monte
–Mi tener ambre (la haches están extintas)
–Tu comer mi no preocupar (las comas también se extinguieron)
–Tu gustar (los acentos y los signos de interrogación pasaron a mejor vida)
Conversación futura entre dos sabios:
–Mi gustar carne
–Mi preferir monte
–Mi tener ambre (la haches están extintas)
–Tu comer mi no preocupar (las comas también se extinguieron)
–Tu gustar (los acentos y los signos de interrogación pasaron a mejor vida)
–No mi comer ongos (creo que seguirá habiendo vegetarianos)
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