La conversación

Ale y yo conversamos ayer sobre lo sucedido en la escuela con el mp3. Invité a Pedro a que se uniera a nosotros. Ale entendió nuestra preocupación por su cambio de comportamiento. Hablamos largo y tendido de la situación y aclaré que estos cambios cuando sean positivos serán siempre alentados y apoyados, mientras que al más leve indicio de algún cambio negativo será siempre motivo de preocupación. Dije a Ale que ella mejor que nadie era la indicada para determinar los motivos que la estaban orillando a adoptar una actitud diferente. La invité a reflexionar en solitario para que pudiera determinar por si misma los factores causantes de este cambio con el fin de que después realizara los ajustes necesarios. Le comuniqué que lo sentía mucho pero que ya no iba a poder llevar el reproductor a la escuela. En recompensa a la buena disposición mostrada para con mi letanía le permití traer al desterrado de paco de vuelta a casa.
Debo reconocer que lo hecho ahora por Ale queda opacado por lo que Pedro en su momento se ha atrevido a hacer. Esta fue la razón por la que lo invité a la conversación. Una vez lo castigaron varios días por haber llevado a la escuela una cerveza de lata “modelo” con todo y su “limoncito”. En otra ocasión lo castigaron otro par de días por darse besos de “pico” con su novia en el interior del colegio. Fuera de esto, ambos tienen un gran corazón y nos han traído a casa excelentes notas y muchas satisfacciones, aunque no hay maestro que no se queje de que son muy platicadores y amigeros.