Todos mis hijos han sido atrapados por los hilos invisibles de la Internet, especialmente de las conversaciones en línea o Chat. Desde un inicio fue una preocupación constante para nosotros (Gladis y mía) las conversaciones en línea que a veces mantenían con gente desconocida. Esto nos orilló a prohibirles el acceso si no había uno de nosotros cerca. Pero luego se puso de moda el Messenger en el que solo conversaban con personas conocidas. Esto nos tranquilizó a ambos permitiéndoles a partir de entonces una mayor libertad con la condición de que no conversaran con personas desconocidas. Desde entonces hasta ahora (4 años ya de eso) nadie los puede parar. Ale ha llegado al extremo de hablar con 5 o seis personas a la vez por el Messenger al mismo tiempo que habla por teléfono con otra y simultáneamente está recibiendo algunos mensajes por el celular a la vez que hace la tarea !!!. Cuando veo este escenario no se si llorar o reír y me pregunto -¿Qué calidad de comunicación interpersonal y de tarea escolar puede resultar de todo esto?. Pedro por su parte es un apasionado de los juegos. Nosotros nunca le compramos un nintendo por la pérdida de tiempo que iba a representar para él, pero esto de nada nos sirvió porque baja los que quiere de Internet. Él es quien tiene la computadora toda envirulada por la manía que tiene de bajar programas de juego a diestra y siniestra. Por otro lado, no hemos tenido que preocuparnos por comprar libros de consulta o de llevarlos a la biblioteca, todo lo necesario para sus tareas escolares lo han encontrado en el ciberespacio. Es innegable la importancia que tiene hoy esta herramienta y cada vez son más las aplicaciones que surgen cada día, pero sin duda, también hay un riesgo inherente cuando se utiliza con desatino. Cuando se platica en el Chat (ya en confianza) es fácil decir cosas que no se dirían de estar físicamente con la otra persona. La distancia que existe de por medio con aquella y el estar físicamente en un área confortable (la propia casa) da una sensación falsa de seguridad que le hace bajar la guardia, haciendo que sus dedos adquieran vida propia y tecleen palabras “inusuales” que el cerebro no alcanza a procesar haciéndola vulnerable ante su contraparte. Hay cosas importantes que no deberían ser tratadas o discutidas en una conversación en línea, principalmente porque no es posible ver el “lenguaje corporal” que usa la otra persona. Si se tiene en cuenta que la mayoría de la información transmitida por los seres humanos se hace por este medio (que por lo general es la más relevante), entonces es muy probable que interpretemos mal los “mensajes” que recibimos o que se nos malinterprete lo que estamos tratando de explicar. Aunque ahora es posible insertar “caritas” en el texto con el fin de solventar este problema, continúa siendo muy limitado este recursos para “transmitir” los cientos de sutilezas que tiene el lenguaje corporal humano. Es como tratar de escribir un texto utilizando solo las vocales del abecedario.
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