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lunes, enero 07, 2008

Adiós al 2008

El día de Reyes pone fin a las fiestas decembrinas. El domingo retiramos los arreglos navideños de la casa. Gladis, Kory y Yo nos tardamos alrededor de 2 horas en retirar la intrincada red de cables tendida sobre marquesinas, palmeras y árboles. Todo un fin de semana nos llevó a Gladis y a Mi armar e instalar la serie de foquitos que iluminaron por espacio de un mes nuestra casa. Los focos volvieron a su morada para esperar impacientes los 359 días que faltan para desempeñar la misma función que con tanto decoro desempeñaron ahora. Claro, no todos los focos verán el final del año que empieza, muchos de ellos murieron en el cumplimiento de su deber colgados estoicamente de un hilo, rama, o tronco sin emitir ninguna queja. Dejaremos para el próximo año el recuento de las bajas que cada serie sufrió por los embates del clima o por el rigor del trabajo encomendado. Hoy, las luces que lograron sobrevivir están ya guardadas (tomando unas merecidas vacaciones en el interior de sus respectivas cajas) alejadas del bullicio y algarabía de la gente. El árbol de navidad sufrió el mismo proceso de desmantelamiento. Este papel fue desempeñado por un frondoso pino mexicano de fuertes ramas y tupidos mazos de agujas cortas y puntiagudas. Con toda ceremonia, fue desprovisto de su ropaje: adornos y foquitos multicolores que con tanto garbo lució y que nunca desmereció.

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