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viernes, enero 18, 2008

Una breve conversación

El cansancio me tiene sujetado del cogote. Le pediré que afloje un poco sus tenazas y me deje dar unas cuantas bocanadas. Luego, si me da oportunidad, lo invitaré a reconsiderar nuestra relación mientras nos tomamos una buena dosis de pozol. Espero que el shi le apacigüe rápidamente el carácter mientras arguyo algo efectivo para que me deje en paz. Tengo la impresión de que este sujeto es huraño, de pocas pulgas y enemigo de la verborrea. Debo ser cuidadoso de lo que diga, del tono que utilice, procurando ser directo y cortes al mismo tiempo.

–Necesito respirar ¿Podrías por un momento aflojar un poco la presión de mi pescuezo?
–No
–Puedo invitarte un buen vaso de pozol mientras tus brazos descansan
–Bueno, pero solo si me invitas también un buen trozo de fruta cristalizada
–¿Por qué me elegiste si soy un pésimo conversador?
–Eso ya lo sé
–¿Entonces?
–Me alimento del esfuerzo de la gente. Si son mudas mucho mejor, el parloteo me enferma.
–Entiendo, pero estarás de acuerdo conmigo de que existen personas que se esfuerzan más que yo. Por ejemplo, los boxeadores.
–No me gusta cualquier esfuerzo. Todos aplacan el hambre pero no todos alimentan.
–¿Debo entender entonces que existen esfuerzos chatarra?
–Si
–Debería sentirme alagado por eso pero la verdad es que no es así
–Ese no es problema mío
Dio una última batida al vaso antes de apurar el resto del shi, eructó, y sin mediar palabra se levantó y me volvió a sujetar del pescuezo.

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