Ayer revisando el Twitter me enteré que murió el escritor mexicano José Emilio Pacheco. Recordé que hace un par de años leí su novela corta "las batallas en el desierto" En ella, un adulto llamado Carlos nos cuenta la niñez que vivió en México en 1948. Me encantó leer esta novela. Sin dudarlo empecé a leerla otra vez como humilde tributo a su creador. Esta novela, como tantas otras en la literatura, cuentan simultáneamente más de una historia. No fue la trama principal lo que me cautivó en esta novela. Más bien fue lo que poco a poco se desprende de esa trama principal: la moral y la ética de la clase media mexicana a mitad del siglo pasado. Ética y moral que también viví en Jalisco en 1966. Todo mexicano debería leer esta novela más de una vez. Con cada nueva lectura surgirá mágicamente una nueva historia que seguramente habíamos pasado por alto en la anterior. Leer un libro es como hacer gran turismo. Puedes recorrer las ruinas de Palenque en un par de horas, en un par de días o en un par de semanas. Las experiencias serán distintas. Lo mismo sucede cuando leemos un libro de literatura. Podemos leerlo en un par de horas o en un par de meses. Aquí la velocidad sí importa y ambas afectan el resultado. Una justificación muy socorrida para no leer es pensar que nuestro tiempo vale mucho como para desperdiciarlo en una posición supina con un libro entre las manos. Si no agrega un peso más a nuestra cuenta bancaria entonces no vale la pena. Este razonamiento no es correcto y suele ser la causa principal de muchos futuros dolores de cabeza.
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