Es el nombre que prefirió utilizar mi hermana mayor para que los demás se refirieran a ella. No es su nombre verdadero, aunque tan propio y familiar es para sus hermanos que ya es como si lo fuera. Entre ella y Yo existen muchas similitudes. Una de ellas es precisamente el nombre al que se refieren nuestros hermanos y conocidos cuando nos señalan a nosotros. Ambos nos apropiamos de nombres que no son nuestros. Ella adquirió (nunca he sabido cómo) el de Antonia, que por cierto, como no le gustaba la fonética despectiva de la palabra, optamos por sugerencia del humor suyo utilizar el grácil diminutivo de Toña o el de Toñita. Por mi parte, desde que era aún un escuincle y que todavía me alimentaba en el regazo de mi madre, ella misma (mi madre) me rebautizó con el nombre de Mario. Esto sucedió por las mohínas que le hacían pasar las personas cuando pronunciaban tan desfavorablemente mi verdadero nombre. Tantas eran sus mustias que seguramente hasta la leche con la que me alimentaba se cortaba. Quizá por eso hoy sea tan huraño, tan falto de palabras y de sesera tan intrincada. Otra similitud se vislumbra en el destierro prematuro y voluntario de la familia materna. Ambos nos vimos en la encrucijada de si permanecíamos y continuábamos con la vida apacible, segura y sosegada que proporcionaba la familia, o íbamos en busca de otros nuevos horizontes que favorecieran nuestro desarrollo personal. Ambos nos vimos inmersos de un día a otro en costumbres diferentes, urbanidad desigual, comidas distintas, gente desconocida, pero sobre todo enfrentamos la soledad. Esa soledad implacable que se siente aún estando rodeado de gente. Otra afición que compartimos es la lectura. Esa simpatía por las descripciones tejidas con verbos y sustantivos es quizá el resultado de nuestro largo tiempo de introspección solitaria que si bien puede abatir a los faltos de temperamento, puede por otro lado hostigar a los habidos de conocimiento. Ambos disfrutamos (como otros hermanos) la paz y tranquilidad que nos proporciona la jardinería. El rodearnos de ese remanso perene y colorido de vegetación y enredaderas donde circula la clorofila, nos proporciona un escape a nuestras tribulaciones y nos da un medio para platicar con nosotros mismos. Así, entre el desojar de las ramas y el remover de la tierra, nos olvidamos del mundo y de sus ajetreos y terminamos felizmente estrechando la mano a nuestro otro yo. Ahora, la vida me recuerda con bastante frecuencia su dicho preferido que nos lanzaba cuando nos veía desfallecer “ya nacimos”, con el que quería ejemplificar que se deben enfrentar los malos momentos con la sola justificación de habérsenos regalado la vida. Aún recuerdo mi primera partida, mi única maleta, grande y de color azul celeste, era su maleta (que por cierto nunca le regresé). Entonces, puso Toña en mi mano un elefante pequeño, del tamaño de una nuez, no recuerdo ya de qué material, mientras me decía: este animalito te traerá suerte, llévalo contigo. Así fue, aquel paquidermo diminuto me acompañó por muchos años dándome dosificadamente la suerte que traía de encargo. Ahora Gladis ha puesto en cada mesa de la casa una figura de elefante y cada que reparo en ellas viene a mi memoria aquella primera despedida. Recuerdo también muy vívidamente el repaso de mis lecciones de gramática y matemáticas que Toña tenía como responsabilidad meterme a como diera lugar. Fue el tiempo en que con mayor frecuencia escuché de sus labios la sentencia lapidar que en aquel entonces resultaba para mí la frase de “ya nacimos”. Fue desde aquellas tempranas enseñanzas que quedó grabado en mis atolondradas neuronas que la persona mediana que estudia mucho con bastante frecuencia pasa por inteligente. Hoy mi hermana Toña está convaleciente después de una segunda intervención quirúrgica. Van para ella esta retahíla de semejanzas que nos hermanan aún más esperando que este día recuerde la impaciencia y la felicidad con que hace 50 años esperábamos todos los hermanos la madrugada del 25 de diciembre para “comernos” los regalos que el Niñito Dios nos había traído a casa. Gracias hermana.
Visitas de la última semana
jueves, diciembre 24, 2009
domingo, diciembre 20, 2009
De malas y de males
Sin duda existen días en que uno se ve tentado a lanzarle toda clase de improperios a la vida. Principalmente cuando ella le arroja a uno dardos punzantes tan repetidamente y con tan certera puntería que ni Robin Hood lo haría mejor. Es fácil atribuirle a la casualidad (o al resultado de un mal comportamiento) el advenimiento de un mal. Pero cuando los males se suceden uno tras otro entonces es difícil imputarlos a la pura casualidad o a la mala fortuna. Es entonces que quisiera uno ver al que está moviendo los hilos tras bambalinas para arrojarle tantos sapos y culebras como se pueda (todos venenosos por supuesto) y dejarlo encerrado con todos ellos adentro. En estos días pues, mi tranquilidad se ha ausentado sin duda a causa de mi agreste humor. Se ha marchado para aliviarse la migraña que le ha sobrevenido de escuchar tanta refunfuña que suena a su alrededor. Hay problemas que son pasajeros y otros que son residentes. Ojalá los míos fueran pasajeros.
miércoles, diciembre 16, 2009
Los adornos navideños
Por fin terminamos de colgar la última serie de luces en la casa. Ya la fachada no esta tan lúgubre como lo estaba hace unos días. No relumbra tanto como lo hacen otras casas de la cuadra pero con todo y eso despierta la curiosidad de los paseantes. Tenía casi decidido no instalar luces este año pues mi ánimo ha estado un tanto devaluado pero como mis hijas se ofrecieron de ayudantes esto nos dio el arrojo necesario para comenzar. Así pues, Gladis y Yo fuimos por Ale a Villahermosa y nos dirigimos luego a comprar el pino y sus accesorios. Por lo avanzado del mes batallamos un poco para encontrar un pino de nuestro agrado. Los adornos también escaseaban y los que había estaban rotos por tanto manoseo de la gente. Por fin conseguimos lo necesario y regresamos ya tarde a casa. Kory, Alejandro y Pedro ya nos esperaban bien dispuestos para iniciar con las tantas veces postergada iluminación. Sin embargo muy poco avance hubo en cuanto al tejido del ajuar de luces de la casa ya que lo avanzado de la noche terminó con el brío original de los ayudantes. Aún con los exiguos resultados de ese día agradecemos el empujón que nos dieron ya que nos sirvió a Gladis y a mí para romper la pesada inercia del desgano.
miércoles, diciembre 09, 2009
La visita
Hoy llegó Pedro de vacaciones. Lo vi como con 10 kg menos de cuando se fue la última vez. Me trajo unos riquísimos tamales y una estupenda ración de capirotada que Adelita nos envió de Guadalajara. Apenas llegué del trabajo, di cuenta de tres tamales y de una porción de capirotada. Mientras comía, los recuerdos llegaron en tropel a atropellarme. Todas las evocaciones querían ser las primeras en salir aunque sea por un segundo del letargo en el que viven. A cual más se disputaban el privilegio de volver con su ropaje setentero y repetir lo sucedido hace 40 años. Son múltiples las cosas que nos remontan al pasado en forma instantánea. Puede ser un aroma, una canción, un libro. La condición requerida para que alguna cosa nos transporte al pasado es que debió haber coexistido con la escena evocada al mismo tiempo y en el mismo lugar. En este caso fue el sabor de un tamal que me trajo la escena vivida hace 40 años. Gracias Adelita.
martes, diciembre 08, 2009
Noches de luces
Pasé un fin de semana lluvioso entre tazas de humeante chocolate. En esos días el agua cayó día y noche, minuciosa y uniforme. Fueron días para entretenerse en casa con un buen libro en las manos. Me encuentro disfrutando plácidamente de días frescos y en consecuencia pasando noches de buen dormir. Hoy por la mañana la neblina tocó tierra y me acompañó durante todo el trayecto al trabajo. El aire se miraba como enharinado. Como si las nubes, aburridas de la uniformidad de la altura, se hubieran puesto de acuerdo para bajar a la tierra. El único inconveniente es (como cada año sucede en estas fechas) que por las noches al mirar el exterior de la casa parecería que se mira el interior de un agujero negro en medio de una galaxia. Estoy empezando a sospechar que existe entre nuestros vecinos una competencia velada para ver cuál casa enceguece más rápido al prójimo. Es seguro que continuaremos quedándonos rezagados en este juego que bien podría llamarse “a que te enciendo la pupila al primer pestañazo”. Por lo pronto, sigo posponiendo el tendido de las luces en la casa hasta que un buen samaritano venga y me ayude, cosa bastante dudosa que suceda.
domingo, diciembre 06, 2009
La guitarra
No recuerdo bien en qué momento sucedió mi primer encuentro con la guitarra. Soy muy malo para registrar fechas pero probablemente esto sucedió en los primeros años de la década de 1970. Estudiaba la secundaria. No entiendo cual fue la motivación que me hizo hermanarme con este instrumento. No había en mi familia nadie con esta afición, ni amigos, ni vecinos. Nuestro primer encuentro fue cundo mi hermano Jesús llegó a casa un día cualquiera acompañado de una guitarra. Su rostro risueño reflejaba el firme propósito de aprender los secretos de la música y esperaba confiado que aquella caja sonora de seis cuerdas se los enseñara. No transcurrió mucho tiempo para que Jesús se decepcionara de los pobres resultados musicales obtenidos. Después de intensas sesiones de aporrear cuerdas finalmente reconoció que esto no era lo de él y la guitarra terminó colgada de una pared. Aquél día en que la descolgué inició ente nosotros una larga relación de mutuo respeto. Con este instrumento aprendí algunas lecciones importantes de vida: ser tenaz y esperar con paciencia las recompensas. Me quedó claro, después de interpretar medianamente algunos valses venezolanos de Antonio Lauro, que la recompensa llega solo después de un intenso trabajo de repetición. Esta misma formula la practiqué en la escuela y aún la sigo practicando en el trabajo y en otros muchos aspectos de mi vida. Después de terminar la universidad y salir de Guadalajara fui posponiendo gradualmente las citas con la guitarra hasta llegar el día en que me olvidé completamente de ella. Esto ocurrió ¡hace aproximadamente 20 años! Hace unas semanas Gladis me preguntó por la guitarra y mi respuesta fue un lacónico: no sé. Gladis terminó diciendo: seguramente Pedro la dejó en casa de un amigo. Tal vez –respondí. Pobre guitarra –pensé, después de haber andado del tingo al tango durante estos últimos 20 años, muy maltrecha y sin dueño, fue a quedar quien sabe dónde. Ella, que me ayudó a interpretar en sus mejores días a Carulli, Carcassi, Sor, Aguado, Sagreras y muchos más, ahora sirve probablemente para acompañar a algún intérprete vernáculo o cumbiero. He sentido mucho su suerte. En este mes pasado cumplí un año más de vida (que barbaridad) y en recompensa por mi reciente pérdida Gladis y Kory me regalaron una guitarra. Aunque mis dedos no son lo que eran antes (ni la memoria tampoco) he disfrutado otra vez el sonido agradable de este popular y magnifico instrumento.
martes, noviembre 17, 2009
Mosquitos
En estos días han proliferado los moscos. Los encharcamientos son la causa de este fecundo brote cuyo enjambre se abalanza sobre todo lo que se mueve. Por lo general era solo en las tardes cuando salían estos bichos alados a punzarnos con su chuzo y a sorbernos como malteada. Sin embargo en estos días ya zumban en la oreja desde la mañana y debe uno andar con cuidado para no abrir la boca y tragarse una docena de zanquilargos. No se salva nadie de servir de abrevadero y contribuir con su dosis de morcilla para alimentar a estos ávidos chupadores. Son días malos para trabajar en despoblado, y todavía peor si hay vegetación. Luego es un suplicio el empeño que uno pone en calmar la comezón para quedar después como cacahuate garapiñado: con ronchas sobre ronchas.
lunes, noviembre 16, 2009
Días frescos
Aquí el clima es templado la mayor parte del año, por eso es que me resulta agradable el aire fresco del último trimestre del año. Además, este aire fresco me trae algunos recuerdos de cuando era estudiante en Gdl. Recuerdo vivamente aquél humeante café con el que solía recibir la primera clase matutina en la universidad. Era agradable sentir entre mis dedos ateridos la tibieza de aquel vaso de unicel. Así, sorbo a sorbo, transcurría la primera clase del día: enfundado en un grueso suéter de algodón y viendo la pizarra a través de una nube de vapor.
viernes, noviembre 06, 2009
Buena oreja
Mi oído está mucho mejor. Escucha igual que lo hacía antes de caer enfermo. Desde hace ya un par de días me ha dejado dormir plácidamente. Encuentra gozo otra vez en los ruidos nocturnos y matinales que nos trae a soplos la obscuridad. Se deleita con el susurro que producen las nubes al soltarnos su vaho húmedo de la tarde. Se apacigua y se le compone el semblante al percibir el goteo incesante del agua al hundirse sobre los charcos. Hasta los maullidos escandalosos de pachis le provocan cierto gusto. Así está ya de sereno y sano mi oído. Estoy tan feliz con él como Juanito está con su estatua. Tan despierta quedó mi orejita que escuchó muy bien el bonito aforisma que pronunció ayer en México un príncipe de Holanda “camarón que se duerme se lo lleva la chin…” Sí, es el príncipe heredero de los Países Bajos.
lunes, noviembre 02, 2009
Muertos, vivos y recuerdos.
Ayer todo el día llovió. Fue una lluvia menudita y obstinada que se divirtió lindamente con un jueguito llamado “a que te empapo la grupa”. Con todo, Gladis y Yo nos fuimos a comer a casa de José Manuel un rico horneado de pollo con su respectivo consomé. Pasamos una tarde agradable disfrutando cabalmente su hospitalidad y la de su familia. Pasamos un rato a la nueva vivienda de Don Lucio y Doña Maty, vivienda que también fue nuestra en años pasados. En el tiempo que vivimos en esta casa Kory terminó la primaria y cursó la secundaria, Pedro y Ale cursaron el Kínder y empezaron la primaria. Esta casa fue la que conocieron mis hermanos: Yolanda, Gustavo y Gregorio. Fue el tiempo en que Pedro y Ale hacían preguntas inocentes pero difíciles de responder. Recuerdo aquella que Ale hizo a Yolanda cuando ambas se bañaban juntas ¿Por qué estas goida tú Tía? Ahora, sin duda, Ale sabe la respuesta. Fue en esta casa en la que Pedro acostumbraba correr en el zaguán totalmente desnudo contraviniendo las recomendaciones de su apenada mamá. Fue en esta casa que Kory dio el salto a la adolescencia y se plantó cara a cara con sus múltiples interrogantes. En esta casa la familia se formó el carácter que iba a predominar en los años venideros. Ahora Pedro estudia en Guadalajara Jalisco (espero que vestido), Kory y Ale viven juntas en Villahermosa Tabasco, la primera trabajando y la segunda estudiando, Gladis y Yo continuamos en Reforma Chiapas tratando de terminar bien (o por lo menos no mal) lo que juntos iniciamos hace poco más de dos décadas.
Hoy es día de muertos. Es un día especial para recordar en familia a los que ya no están con nosotros. Es día de ir al panteón a limpiar la residencia permanente de nuestros queridos catrines y catrinas. Es día de ofrendarles a la luz de titilantes velas la comida que más disfrutaban en vida, de llevarles sus cigarritos y su tequila (al cabo ¿qué daño podría hacerles ya?), de llenar su última morada de esas majestuosas esferas de pétalos amarillos llamados cempasúchil, de romper el silencio con rezos y aderezarlo con anécdotas. Es un buen día para que sepan de ellos las nuevas generaciones, y estas, para que conozcan su genealogía y sus raíces. Pero lo mejor de todo es que los vivos conviven, estrechan lazos, se miran como entes que forman parte de un todo aunque muchos kilómetros los separen. Va un recuerdo lleno de añoranza para ti María Patrocinio y para tu compañero de toda la vida Pedro: Ella, con su ajuar de gala, montada en su bellísimo corcel blanco. Él a su lado, montado con garbo sobre lomos de un brioso caballo alazán, vistiendo a la usanza, con sombrero charro y pistola al cinto. Esta estampa se me dibujó al escuchar hace unos días la evocación que mi hermana Toña hacía de su niñez.
Hoy es día de muertos. Es un día especial para recordar en familia a los que ya no están con nosotros. Es día de ir al panteón a limpiar la residencia permanente de nuestros queridos catrines y catrinas. Es día de ofrendarles a la luz de titilantes velas la comida que más disfrutaban en vida, de llevarles sus cigarritos y su tequila (al cabo ¿qué daño podría hacerles ya?), de llenar su última morada de esas majestuosas esferas de pétalos amarillos llamados cempasúchil, de romper el silencio con rezos y aderezarlo con anécdotas. Es un buen día para que sepan de ellos las nuevas generaciones, y estas, para que conozcan su genealogía y sus raíces. Pero lo mejor de todo es que los vivos conviven, estrechan lazos, se miran como entes que forman parte de un todo aunque muchos kilómetros los separen. Va un recuerdo lleno de añoranza para ti María Patrocinio y para tu compañero de toda la vida Pedro: Ella, con su ajuar de gala, montada en su bellísimo corcel blanco. Él a su lado, montado con garbo sobre lomos de un brioso caballo alazán, vistiendo a la usanza, con sombrero charro y pistola al cinto. Esta estampa se me dibujó al escuchar hace unos días la evocación que mi hermana Toña hacía de su niñez.
sábado, octubre 31, 2009
Aniversario
Mañana cumplimos nueve años de vivir en la colonia las garzas. Esta colonia es para empleados que laboran en el Complejo Procesador de Gas Cactus. A partir de esta semana dejé de trabajar oficialmente para Cactus. Ahora mi base está en el Complejo Procesador de Gas Nuevo Pemex. Esto nos convierte a partir de esta semana en habitante cachirules de esta colonia. Aunque ya trabajaba desde abril de 2007 en Nuevo Pemex, fue hasta esta semana que mi transferencia se hizo oficial. Nuestros vecinos de colonia ya no son los mismos de hace nueve años. Algunos de ellos dejaron de trabajar para Pemex, otros decidieron vivir en sus propias casas, otros ya se jubilaron, y los más se marcharon a otras colonias por haber sido transferidos de Centro de trabajo. Todas las casas que estaban vacías hasta hace muy poco ahora están habitadas por un grupo nuevo de familias jóvenes. Puedo decir que la casa que ocupamos en las garzas esta ya casi vacía de bípedos. Deambulamos en ella solo Gladis y Yo. Eso sí, no puedo decir que somos los únicos habitantes. Nos acompañan: Niño, nuestro viejo, canoso y ciego perro bóxer; Patón, nuestro orejudo, chaparro y larguirucho perro basset hound; Paco, nuestro perico parlanchín; la Gorda, una bola de pelos que doña Maty llama curí (cuyo) y que cada vez que lo ve se le antoja de merienda; y Pachis, nuestro gato maullador y jacalero. Cada uno de nuestros hijos dizque tiene a su cuidado a una o dos mascotas (al menos esa fue la intención original). Puedo decir que cada hijo está representado por al menos una mascota: Kory tiene a Niño, Pedro a Pachis, Ale a Paco y a la Gorda, Y Patón (regalo de Guy y familia) es de los tres. Ahora me veo como Don Teofilito (de los polivoces) diciendo a Andobas “Cundo digo que no quiero mascotas en la casa es que no quiero…y cuando digo que no quiero es que no quiero…”
jueves, octubre 22, 2009
Poesía
La poesía es el medio con que el poeta manifiesta sus estados de ánimo. El poeta escribe sus emociones con alegorías y metáforas personalizadas. Él escribe sus versos como catarsis, como medio de liberación, como desahogo. El verso nace cuando la emoción del poeta se desborda. Las pocas veces que he leído poesía, lo primero que espero descubrir es la emoción o el sentimiento que orilló al poeta a exteriorizarla. Si los versos transmiten la emoción que los originó, entonces el poeta cumplió su cometido.
CANCIÓN DE OTOÑO
Paul Verlaine
Los largos sollozos
De los violines
Del otoño
Hieren mi corazón
De una languidez
Monótona.
Del todo sofocado y
Pálido, cuando
La hora suena,
Me acuerdo
De pasados días
Y lloro.
Y me voy
Con el viento malvado,
Que me lleva
Aquí, allá
Semejante a
La hoja muerta.
Los poetas utilizan el otoño como sinónimo de tristeza (hojas muertas). Así pues, el estado de ánimo de Paul Verlaine al escribir esta poesía era de melancolía. Estos versos pueden tener más de una interpretación. La escena que yo imagino es la de un poeta que describe en la soledad de su habitación el estado de ánimo (nostalgia) que le produjo escuchar cierto día de otoño la evocadora melodía de una orquesta de violines.
Los primeros versos de esta poesía fueron transmitidos por la radio BBC de Londres días antes del desembarco de los aliados en Europa como clave secreta para que la resistencia francesa intensificara las operaciones de sabotaje en la Francia ocupada por los nazis durante la segunda guerra mundial. Nada que ver con el sentimiento que Verlaine plasmó en su poesía.
CANCIÓN DE OTOÑO
Paul Verlaine
Los largos sollozos
De los violines
Del otoño
Hieren mi corazón
De una languidez
Monótona.
Del todo sofocado y
Pálido, cuando
La hora suena,
Me acuerdo
De pasados días
Y lloro.
Y me voy
Con el viento malvado,
Que me lleva
Aquí, allá
Semejante a
La hoja muerta.
Los poetas utilizan el otoño como sinónimo de tristeza (hojas muertas). Así pues, el estado de ánimo de Paul Verlaine al escribir esta poesía era de melancolía. Estos versos pueden tener más de una interpretación. La escena que yo imagino es la de un poeta que describe en la soledad de su habitación el estado de ánimo (nostalgia) que le produjo escuchar cierto día de otoño la evocadora melodía de una orquesta de violines.
Los primeros versos de esta poesía fueron transmitidos por la radio BBC de Londres días antes del desembarco de los aliados en Europa como clave secreta para que la resistencia francesa intensificara las operaciones de sabotaje en la Francia ocupada por los nazis durante la segunda guerra mundial. Nada que ver con el sentimiento que Verlaine plasmó en su poesía.
domingo, octubre 18, 2009
Clima loquito
La mañana de hoy salí de la casa rumbo al trabajo no sin antes haber batallado indeciblemente para apearme de la cama. Esto siempre me sucede los fines de semana y se recrudece todavía más si la madrugada es fría. Además, ahora se sumó el desvelo producido por las malas noches que me ha hecho pasar las dolencias de mi oído. Debido a que ayer llovió, la madrugada de hoy amaneció fresca. ¡Cuánto trabajo para separarme de los mullidos edredones! Cuando salí de la casa no llovía, apenas llevaba recorridos un par de kilómetros y empezó a lloviznar, otro par de kilómetros más y la lluvia ya caía en forma. Antes de completar la primera mitad del recorrido ya los limpiadores no daban abasto para quitar el agua del parabrisas. Al iniciar la segunda mitad del recorrido la intensidad de la lluvia ya había disminuido y así fue reduciéndose a medida que avanzaba. De pronto terminó tan abruptamente como empezó. En el trabajo no había ningún indicio de haber caído una sola gota de agua. Todo esto pasó en un trayecto de aproximadamente 10 kilómetros. Igual que la lluvia repentina de hoy, ayer recibimos la visita inesperada de los papás de Gladis. Estuvieron con nosotros Maty y su familia, la familia de una prima, la abuelita de Gladis, Cory y su nuevo novio Alejandro, y Ale. Ayer pues, la casa estuvo alegre y bullanguera.
sábado, octubre 17, 2009
Achaques
Desde hace días me ha molestado mi oído derecho. Esto no fuera tan malo si me gustara dormir sobre mi costado izquierdo, pero da la casualidad que mi deleite para conciliar el sueño esta sobre mi costado derecho. En la mañana mi oído se levanta sordo y así permanece una buena parte del día. Solo en la noche se despabila un poco y empieza a deleitarse otra vez con los sonidos nocturnos de la laguna el limón. Hoy llovió un poco en la tarde, apenas lo suficiente para mojar escasamente la tierra pero lo suficiente para extraerle abundante olor. El vapor que el asfalto deprendía era cálido, muy parecido al vapor que flota en un comal húmedo en el fuego. En la noche fuimos por Ale a Villahermosa. De ida flotaba en el aire una mezcla de aromas dulces como de anís, yerbabuena, orégano y menta. De regreso, además de oloroso, el aire estaba frio. Al fin .
domingo, octubre 11, 2009
Un receso
Esta semana que recién termina fue de mucho trajinar en el trabajo. Este atosigue se está convirtiendo ya en una cosa de costumbre. Espero salir pronto de esta lluvia de madejas enmarañadas cuyo trabajo de escarmentar no exige esfuerzo físico pero sí deja grandes palpitaciones de cabeza. Por otro lado la lluvia se dio un respiro y el calor sustituyó a la fresca briza. Este paréntesis cálido sirvió para que los ríos escurrieran el exceso de agua que ya se estaba convirtiendo en algo amenazador. La neblina se dejó ver en las mañanas envolviéndolo todo con ese característico velo de misterio y de nostalgia. Es tradición vincular estas madrugadas vaporosas con la llegada de oleadas de calor en horas posteriores. Enmudecieron los truenos y se apagaron los relámpagos, una tregua exigua por lo que toca a la lluvia. En estos días pasados el cielo volvió a mostrarse azul con muy pocas nubes amenazantes. Esto es cosa pasajera ya que en los últimos dos años este mes se ha caracterizado por traer agua en abundancia.
miércoles, septiembre 30, 2009
Capsula del tiempo
Hace días mi hijo me comunicó por teléfono que había encontrado entre las hojas de un viejo libro una carta que mi madre escribió hace muchos años. Le dije que eso era improbable debido a que ella era poco adepta a escribir. Mi hijo replicó que tal vez alguien escribió por ella ya que el remitente no dejaba duda, tenía el nombre de mi madre. Le solicité que me la enviara escaneada en la primera oportunidad. Sabedor del carácter olvidadizo de Pedro pensé que hasta ahí llegaría el asunto. Me equivoqué. Hoy leí lo que mi madre pensó decirme hace 25 años. La carta está fechada el 24 de julio de 1984. Su mensaje me llegó nítido a pesar de los muchos años transcurridos. Me abrumaron las emociones mientras avanzaba en la lectura de esta capsula del tiempo. Mi pensamiento se echó a volar por un instante hasta aquel lejano pasado ayudado por esta inverosímil máquina del tiempo. Vi a mi madre sentada en el extremo del sofá viendo por televisión su programa nocturno favorito: Para Gente Grande conducido por Ricardo Rocha. A su lado estaba su hijo Mario de 25 años recostado en el otro extremo con ambos pies en su regazo.
lunes, septiembre 28, 2009
Futuro incierto
Vivimos tiempos difíciles. Los cambios suceden rápido sin darnos tiempo de acomodarnos a las nuevas condiciones. Tenemos en puerta el cambio climático global responsable de provocar el recrudecimiento de inundaciones y sequias en el país, estamos siendo testigos de uno de los peores colapsos económicos de la historia que ha recrudecido la pobreza en el mundo, ha surgido una nueva cepa gripal clasificada ya como pandemia y que se ha esparcido con rapidez en ambos continentes, estamos siendo víctimas de depredadores que se llaman a sí mismos hombres de estado cuyo código moral parece estar basado en los siete pecados capitales, estamos inmersos en una violencia fratricida cuyo número de víctimas ya es posible comparar con cualquiera de las 2 guerras revolucionarias del siglo pasado, nos invaden los inteligentes prohombres encargados de hacer política y que han dividido al país en dos bandos: buenos y malos, donde cada uno se alza como dueño de la verdad o la razón ¿o debería decir artimaña? Estamos siendo testigos del resurgimiento de grupos radicales o fundamentalistas que le apuestan a la violencia o al caos como medio de alcanzar su fin, están surgiendo otra vez países que se dicen no alineados como Corea del Norte, Venezuela e Irán que están reforzando su aparato bélico y que gozan de no poca simpatía e influencia en sus respectivas latitudes, está también el resurgimiento del terrorismo internacional que se ha beneficiado del internet como medio de propaganda para sumar más adeptos a su causa. No es necesario tener grandes dotes de perspicacia para suponer que se está cocinando tras bambalinas un brebaje que puede resultar bastante amargo.
miércoles, septiembre 23, 2009
Contra toda resistencia
En ocasiones no tengo nada interesante que decir (en realidad casi nunca). Presiento que cualquier intento por transformar algunas ideas en palabras será algo muy complicado además de estéril. Pero bueno, aquí estoy, cumpliendo con mi cuota diaria de trabajo en el teclado aunque sin mucha gracia ni ánimo. Todo sea por postergar el alzheimer. Hoy terminó el día cerrando el telón con una tormenta de antología. Estaba en el trabajo cuando se desató la lluvia como a las 7 pm. Se dejó venir con una gran variedad de relámpagos y truenos, y con la furia e ímpetu suficientes como para sobresaltar hasta al más bragado. Cuando empezó a llover estaba en la oficina ante la PC dando los últimos toques a un informe, en ese momento escuché un fuerte estruendo al tiempo que la oficina quedaba en penumbras. Salí, caminé a obscuras por el corredor que me lleva a las escaleras que van a la planta baja, iba con la idea de llamar a Gladis para que pasara por mí al trabajo. Tengo que hacer esto cada que quiero hablar por teléfono porque en la planta alta en donde se encuentra mi oficina nunca hay señal. Me disponía a marcar cuando a escasos 20 metros de donde me encontraba vi una columna de fuego como de un metro de ancho (o así me pareció) que se abría paso cortando el aire en dirección al suelo al mismo tiempo que se dejaba escuchaba un terrible estruendo. Miré a ambos lados para ver si había alguien más que hubiera sido testigo del acontecimiento. Nadie más había en el lugar. Me lamenté, hubiera sido un buen tema de conversación: ¿Viste lo que yo? ¿Habías visto antes algo parecido? ¿Te imaginas lo que le hubiera hecho a alguien con la mala suerte de haber estado en ese lugar? Un par de minutos después muchos salieron de las oficinas llegando a donde me encontraba llevados por la inquietud que les había provocado el estrepitoso ruido que hizo cimbrar los vidrios de las ventanas. Todos se burlaban de alguien que venía con ellos y que se había sobresaltado tanto que había saltado como chapulín por el estrepitoso ruido. Y eso que solo escuchó el trueno –pensé.
sábado, septiembre 19, 2009
El zanate
Estas aves negras, de plumas casi azuladas, cuya forma es parecida a la del cuervo y cuya inteligencia es casi equiparable, son nuestros vecinos y visitantes frecuentes. Estos animales larguiruchos, con más plumas que carnes, tienen nuestro árbol de mango como cosa de mucha diversión. Las tardes de todos los días viene uno a uno a posarse en sus ramas hasta formar en su interior una parvada alharaquienta. Es difícil distinguirlos entre la hojarasca del árbol en el que permanecen perfectamente mimetizados con la ayuda de la obscuridad, la negrura de su color y el verdor de las hojas. La frondosidad del mango favorece su camuflaje quizá por esta razón lo han elegido como lugar ideal para sus algarabías. Gracias a esta invisibilidad, cuando miro el árbol no distingo más que un zarandeo constante de ramas y hojas que me da la impresión que el mango está bailando al ritmo de “dónde te agarró el temblor” de nuestro ídolo tropical Chico Ché. En temporada de mangos, los zanates se dan una atracada con esta fruta que es un gusto. En este año, la producción de mango fue muy buena y el suelo se tapizó varias veces de frutas bien maduras. Se me terminaron las fuerzas (y las ganas) de juntar mangos, situación que aprovecharon los zanates para darse la gran vida. Algunos de ellos no podían ni levantar el vuelo de tan gordo que llevaban el buche. Cuando la temporada de mango se termina, les da por robar la comida a niño y a patón. Cuando niño todavía podía ver (ya perdió casi por completo la vista) y los sorprendía sobre su plato de croquetas, se les echaba encima inmediatamente ladrándoles como poseído de un extraño maleficio. Estos inteligentes pajarracos, al verse asediados por el perro encolerizado, se turnan para molestarlo, aleteándole cerca unos, mientras otros le roban con todo descaro su comida. Luego, como las croquetas están muy grandes para tragarlas de un solo bocado, los muy ladinos vuelan con su botín en el pico para después posarse sobre el primer charco que encuentran. Ahí lo sueltan y esperan un tiempo razonable para que el agua lo ablande. De tiempo en tiempo lo picotean para comprobar su consistencia, y si no les satisface su blandura “al pico” lo regresan al agua. Esto se repite muchas veces hasta que la consistencia los deja satisfechos. Entonces, pedazo a pedazo lo engullen. Entonces vuelven por otro. Esto me divierte y me sorprende cada vez que lo veo. Lo que si no tolero es que se posen en el toldo del coche y dejen su “recuerdito” encima. No sé por qué les gusta pararse en mi coche. Tal vez sea el color. Es probable que confundan mi sedán de color azul marino con un zanate de grandes proporciones y quieran aparearse con él. Digo esto porque los he sorprendido sobre el toldo aleteando en forma extraña, como hacen algunas aves cuando tratan de cortejar a su hembra de preferencia. Definitivamente, no vuelvo a comprar otro auto de color azul marino.
Guayacán
Es su mechón amarillo
Su mejor presentación
Como artista del pincel
Tiñe suelos de color
Enhiesto se alza orgulloso
Luciendo rubio dosel
Ondulando su floresta
Cuando el viento sopla bien
Su melena de leonino
Sacude con intención
Narcisista como es
Siempre busca la atención
De su efímera belleza
Todos pendientes están
Y una semana después
Lo verde vuelve a mandar
Su mejor presentación
Como artista del pincel
Tiñe suelos de color
Enhiesto se alza orgulloso
Luciendo rubio dosel
Ondulando su floresta
Cuando el viento sopla bien
Su melena de leonino
Sacude con intención
Narcisista como es
Siempre busca la atención
De su efímera belleza
Todos pendientes están
Y una semana después
Lo verde vuelve a mandar
sábado, septiembre 12, 2009
Después de la lluvia
Ayer llovió en la noche y el agua llegó acompañada de truenos, relámpagos y de bastantes rachitas de viento fogosas y exaltadas. Durante la tormenta Gladis y Yo nos disputamos la regadera eléctrica que tenemos en la ducha porque es bien sabido que en estos berrinches de la naturaleza la energía eléctrica se asusta y corre despavorida dejándonos tiesos en medio de la negrura. Cuando esto sucede la colonia es iluminada solo por los breves destellos azulados de los relámpagos y por la luz anaranjada y titilante que los mecheros de Pemex tiene esparcidos en esta comarca. Afortunadamente esta vez la luz aguantó vara estoicamente y mantuvo firme su posición con el mismo celo con que lo haría un centinela de trinchera. Hoy la espesura amaneció despeinada. Los tallos y ramas aparecen desordenados y es difícil ver uno medianamente recto. El viento estuvo de fiesta –pensé. En la carretera pude observar retazos de enramada esparcidos en el asfalto. Un sembradío de maíz de apenas un metro de altura mostraba áreas circulares con milpas acostadas totalmente horizontales. Si Jaime Maussan viera esto segurito arma un buen reportaje. Infinidad de charcas se mostraban en cada depresión del terreno luciendo una superficie salpicada de hojas y ramas dando la impresión de ser grandes platos de sopa con su respectiva guarnición de vegetales. La escena de unas charcas formadas en los leves hundimientos de unos prados, sobre una gruesa capa de pasto, me recordaron mis júbilos de niñez relacionados con la lluvia: “caminar descalzo por el campo pisando aquella superficie blanda y acuosa formada por agua, hierba y lodo. Los pies me llevaban en dirección al arrollo en el que terminaba, sentado en sus orillas, haciendola de orfebre, al lado de un montón de barro rojo.” Aquí no hay barro para modelar con las manos, lo que si hay son múltiples y efímeros instantes en espera de ser capturados con palabras o en imagen.
999
Las personas gustamos de la exclusividad. Nos mueve el deseo insano de ser dueños de algo que la mayoría de los mortales no tiene. Este incontrolable apetito por las posesiones especiales, únicas o raras es bien conocido por la mercadotecnia. Los anuncios de televisión están llenos de ejemplos que explotan este interés. Así por ejemplo, todos podemos tener un cristal, pero muy pocos tienen un diamante. Esto aplica para la ropa de marca, celulares, relojes, autos, animales en peligro de extinción y una larga lista de etcéteras más. Lo malo es que las rarezas siempre son caras y los mortales sin dinero debemos encontrar (porque jamás nos resignamos) otro tipo de originalidades. Esta búsqueda incansable por lo único llevó esta semana a un sinnúmero de personas a contraer matrimonio en masa a la hora 9 del día 9 del mes 9 del año 2009. A otros (los menos) las rarezas los induce a pensar en sucesos apocalípticos como fue el caso del pastor y profeta boliviano José Mar Flores Pereira a quien una revelación divina lo llevó a secuestrar un avión con 103 pasajeros. La razón: quería advertir al presidente de un terremoto que sacudirá a México. Hoy en el radio, escuchaba decir a sus hermanos de religión a manera de defensa que la misma locura se achacó a Noé cuando construía la barca presagiando el diluvio. Es probable que el pragmatismo del señor Pereira lo hubiera llevado a pensar que el número 999 no es más que un 666 invertido.
viernes, septiembre 04, 2009
Insomnio
Existen días en que los males se ponen de acuerdo para fastidiar gente a toda hora. Esta semana el elegido fui yo. El insomnio me descalabró cada noche. Los comienzos del día eran de puro reñir para deshacerme del abrazo de oso con que Morfeo me tenía ceñido a la cama. Poco efectivas eran las estrategias de Gladis para ayudarme a despertar de los comas profundos mañaneros. Estrategias como la de apagar el aire acondicionado, prender la luz, o el de hacer toda clase de ruidos escandalosos no surtieron el efecto esperado de otras veces. Casi todos los días me levanté más tarde que de costumbre. Cada vez que me levantaba sentía los ojos secos, los parpados de lija, los pies como de piedra y un estado de ánimo desvanecido. Luego, como si esto no fuera suficiente, los asuntos de trabajo se me vinieron encima como avalancha. Hoy no dormiré en la tarde con la firme intención de romper el maleficio esta misma noche. Lo único gracioso de la semana sucedió hoy. Gladis y Yo veníamos de Reforma en la tarde cuando un carro se amarró de súbito adelante de nosotros. El conductor se bajó con vehemencia del vehículo sin siquiera cerrar la puerta. Miró luego a la izquierda, luego a la derecha, luego al frente. Disminuí la velocidad y me dispuse a evaluar la situación ¿Será una riña? ¿Un asalto? ¿Un accidente? ¿Un neumático? ¿Me detengo? ¿Lo rebaso? En estas cavilaciones estaba cuando dirigí la mirada a donde esta persona tenía fija la suya. Entonces vi la razón de este loco comportamiento. Era un diminuto pochitoque que cruzaba con dificultad la carretera. La tortuga quedó a escasos centímetros de salvar la carretera (y la vida). El sujeto la cogió con la mano derecha y la ubicó a la altura de sus ojos. Por el retrovisor pude ver la cara de regocijo del individuo mientras el quelonio boqueaba y movia las patas desesperado. En ese instante, en la mente del individuo, el mundo se reducia a un plato hondo revosante de salsa verde. Me pareció ver a lo lejos un destello como de baba mientras caminaba con su trofeo en dirección a su carro.
Nota aclaratoria: La tortuga era una exquisitez gastronómica entre los antiguos indigenas chontales, gusto que ha perdurado hasta la fecha entre muchos habitantes de esta región (Chontalpa).
lunes, agosto 31, 2009
Diálogo de tartamudas
La tarde de hoy nos fuimos a Villahermosa a dejar a Ale. Antes de dejarla en casa nos detuvimos en la tienda de suburbia a comprarle dos blusas (terminaron siendo como diez). Como siempre sucede, Ale se tardó horrores. Para no desesperar hice lo que siempre hago en estos casos, me dirigí a la salida con la intención de ver a los murciélagos revolotear. Se acercaba la hora en que hace tiempo observé aquella lechuza blanca emboscando a estos roedores alados. Sabía en qué lugar ubicarme y hacia donde mirar. No habían transcurrido más de 5 minutos cuando escuche un ruido, como disparo de arma de fuego. Eso no fue producido por el escape de coche –pensé. No había terminado este razonamiento cuando escuché otra detonación, más cercana que la anterior. Sí, con toda seguridad, son disparos de pistola –razoné. Acompañando esta idea sobrevino el tercer disparo. Esta última detonación me permitió ubicar el lugar de origen. Al mismo tiempo en que dirigía la mirada hacia el paso a desnivel de Ruiz Cortines empezaron a hablar las tartamudas. Se desató el tableteo de los rifles automáticos, las ametralladoras y pistolas. Volví la mirada a los estacionamientos de burger King y chedraui, las personas corrían sin ton ni son, otros se tiraban pecho a tierra entre los carros estacionados huyendo de las balas perdidas, oí los gritos de miedo de madres e hijos mientras corrían sin rumbo con la esperanza de encontrar donde guarecerse de aquella lluvia de plomo. Otra vez volví la mirada hacia la avenida Ruiz Cortines al escuchar la primera explosión. Eso fue una granada –pensé. Entonces detuve la mirada en las copas de un par de arboles cuyas ramas y hojas se movían de forma extraña. Eran rondas de balas que en su trayecto mutilaban las extremidades de aquellos inocentes arboles. En ese momento caí en la cuenta de que me encontraba en muy mal lugar. Inmediatamente me dirigí al interior de la tienda. No había terminado de traspasar el umbral de la puerta cuando distinguí entre las rondas de ametralladoras la segunda explosión. Adentro de la tienda reinaba entre los clientes el miedo y la confusión. ¡Tírense al piso! –Gritaba alguien. Mientras unos se lanzaban al piso entre las cajas registradoras, otros se movían como lo hacen las hormigas cuando se inunda su hormiguero. Alcé la mirada para buscar a Gladis y a Ale entre aquel movimiento amorfo de gente. Vi que me hacia señales agitando ambas manos por encima de su cabeza. Fui a su encuentro. Me alarmé al ver la palidez de su rostro. Nos abrazamos. Ya pasó todo, no te preocupes más –dije en tono calmado. Pensé que las explosiones habían sido en la puerta…y que tú estabas ahí se apresuró a decir. Fue una persecución en la avenida Ruiz Cortines –le expliqué. No sé si se dirigían al centro de Villahermosa o hacia Cárdenas. Afuera se oía el uluar de las sirenas mientras adentro aumentaba el murmullo de la gente. Mañana nos enteraremos del recuento de los daños.
viernes, agosto 28, 2009
La mula molar
Gladis pasó la primera mitad de la semana lamentando haber ido al dentista. El doctorcito le practicó la endodoncia la semana pasada sin darse cuenta que la infección aún no cedía.Señora, le coloqué una pasta especial para cambiarle el medio a las bacterias –comentó el doctorcito tratando de aparentar tenerlo todo bajo control. Esto ayudará a que las bacterias se encabriten y mueran de puro berrinche (claro, él lo dijo con palabras eruditas) ¿Entonces no ha terminado Doctor? –preguntó Gladis con la esperanza de que lo oído fuera producto de un eco venido de otro lugar. No –respondió el doctorcito mientras se reclinaba en su asiento de ilustrado. Y continuó diciendo con aire íntegro –No quiero que después se acuerde de mí por haberle hecho un trabajo de mala calidad. Yo, entre tanto, contaba del uno al diez en forma pausada, como marcan los cánones de las buenas costumbres y el buen gobiero. Cualquier esfuerzo era bueno para evitar que mi lengua adquiriera en ese momento una forma viperina, aunque el doctorcito, desde mi punto de vista se la había ganado a pulso. Celebré cundo Gladis se levantó del asiento para dirigirse a la salida. Justo a tiempo –pensé, y es que las palabras filosas que luchaban por salir de mi boca estaban por ganar la batalla. El domingo en la madrugada Gladis no soportaba el dolor. El lunes amaneció con la mitad del rostro hinchado y con la apariencia igualita que la del hombre elefante. Ese mismo día se fue a la clínica de Pemex. El dentista que la atendió no estuvo de acuerdo con la plasta que le puso el doctorcito. Los gases no tienen para donde escapar por eso el dolor y la hinchazón aumentaron considerablemente –le dijo el galeno a Gladis. Conozco al doctorcito ese (claro, aquí se refirió por su nombre) y no me explico por qué decidió hacer esto. Sin tardanza quitó el tapón de la muela que tenía a Gladis encabritada y a punto de morir de puritito berrinche (en esto el doctorcito no se equivocó). A media semana la inflamación había disminuido en forma considerable. Para el jueves desapareció el dolor y por fin pudo comer con normalidad. Pero lo mejor de todo fue que recuperó su característica disposición por el buen dormir. Lo que más lamentó de todo fue no haber podido asistir al hospital a acompañar a su hermano Lucio que en esta semana se convirtió en un flamante papá primerizo. Fue niña y su nombre es Constanza pero todos le dicen Conny. Lucio está tan esponjado y orgulloso que apenas lo contiene su cuerpecito.
domingo, agosto 23, 2009
Ligeros cambios
Se me ocurrió hacer unos cambios de forma a esta bitácora agregándole una foto del que escribe. Esta ocurrencia surgió a raíz de ayudar a José Manuel, mi cuñado, a crear su propio blog. Después de batallar un buen rato con la PC lentium que tiene me surgió la idea (entre pausa y pausa) de hacer cambios a mi blog. Y es que después de las buenísimas costillitas horneadas y del riquísimo café con canela que nos invitó a comer se nos hizo bastante fácil emprender dicha tarea.
Pasando a otra cosa, ya mañana entro a trabajar. Se terminaron mis 15 días de vacaciones. Siempre batallo bastante para enrolarme otra vez sobre todo después de largas pausas de inactividad. Esta inactividad solo fue física ya que en estos días de asueto leí 3 libros: Atrapados en la prehistoria de Michael Swanwick, Los Relámagos de Agosto de José Ibarguengoitia y Las Batallas en el Desierto de José Emilio Pacheco, recomendables todos. El primero es algo parecido a Parque Jurásico, el segundo es la historia del general Guadalupe Arroyo y sus andanzas en el México pos revolucionario, el tercero son recuerdos de infancia que Carlos rememora del México de los 50. Este último fue el que disfrute más porque me tocó vivir algunas de aquellas mismas costumbres. Definitivamente, recordar es como vivirlo otra vez.
martes, agosto 18, 2009
Mala noche
Gladis padeció de un dolor de muela la madrugada de ayer. Tomó un analgésico antes de irse a dormir pero el efecto le alcanzó solo para unas tres horas de mal sueño. Se levantó como a las tres de la mañana sintiendo que le cincelaban todos los dientes de la mandíbula inferior.
¿A qué hora tomé la pastilla? –preguntó con un hilo de voz mientras llevaba la mano a su mejilla. Podía imaginarme el dolor por el semblante de su cara. No encontrando consuelo en su mano la retiró de su mejilla y la utilizó mejor para beber un sorbo de agua.
Ya pasaron ocho horas desde que tomaste la pastilla –respondí. No era cierto, habían pasado menos de siete. Pero sabiendo la exactitud inalterable con que ella toma sus medicamentos, mentí. El dolor la tenía imposibilitada para pensar con claridad, por consiguiente, sin hacer sus propios cálculos, fue a tomar su pastilla. Le preparé un té helado de manzanilla para que lo frío le adormeciera la boca y una bolsa con hielo para que se la aplicara en la mejilla. Estas infusiones calmaron un poco su dolor mientras llegaba el alivia de la pastilla. Hoy amaneció con una leve hinchazón en la mejilla y nos fuimos a ver al ortodoncista. Todo lo que pudo hacer el especialista fue drenarle el premolar enfermo y darle antibióticos para la infección. Le dio cita el viernes para practicarle una endodoncia.
¿A qué hora tomé la pastilla? –preguntó con un hilo de voz mientras llevaba la mano a su mejilla. Podía imaginarme el dolor por el semblante de su cara. No encontrando consuelo en su mano la retiró de su mejilla y la utilizó mejor para beber un sorbo de agua.
Ya pasaron ocho horas desde que tomaste la pastilla –respondí. No era cierto, habían pasado menos de siete. Pero sabiendo la exactitud inalterable con que ella toma sus medicamentos, mentí. El dolor la tenía imposibilitada para pensar con claridad, por consiguiente, sin hacer sus propios cálculos, fue a tomar su pastilla. Le preparé un té helado de manzanilla para que lo frío le adormeciera la boca y una bolsa con hielo para que se la aplicara en la mejilla. Estas infusiones calmaron un poco su dolor mientras llegaba el alivia de la pastilla. Hoy amaneció con una leve hinchazón en la mejilla y nos fuimos a ver al ortodoncista. Todo lo que pudo hacer el especialista fue drenarle el premolar enfermo y darle antibióticos para la infección. Le dio cita el viernes para practicarle una endodoncia.
sábado, agosto 15, 2009
Lluvia
Veo nubes gordas de orillas onduladas que se acercan con intención de soltar su carga. Puedo asegurar por el aspecto que presentan sus abultadas barrigas que están ansiosas por desenganchar su lastre. Me parece estar viendo bolas enormes de algodón recorriendo el cielo, libres del adhesivo que a todos nos impone la gravedad. Hijas del sol y del mar, alimentándose de vapor, flotan indiferentes hasta ponerse rollizas, para luego, perezosas, dejarse llevar por el viento a tierra firme. Esto sucedió en la tarde mientras iba por la carretera en dirección a la casa. Luego, ya en casa, sentado en la cocina ante un plato hondo de consomé, vi a través de la ventana que las nubes no aguantaron el dolor de mantener por más tiempo sus abultadas vejigas. El olor característico a tierra húmeda se esparció con rapidez llenando con su aroma de nostalgia (para unos), y de alegría (para otros), todos los rincones. La tierra templada se llenó de hilos vaporosos que ascendían con lentitud hasta que el soplo del viento los mezclaba con la briza. Se me figuró estar viendo las gardenias beber alegres el líquido fresco y transparente mientras sus hojas se zangoloteaban con cada gota de agua que caía. Pequeñas ráfagas de aire me traían a la mesa el rocío fresco del exterior obligándome a levantar la vista del plato. Vi entonces las gotas caer verticales una tras otra como cuentas de un rosario de cristal interminable. El agua desaparecía en la tierra casi inmediatamente que caía, como si temerosa, se apresurara a beber todo ese líquido antes que alguien le pudiera cerrar el grifo.
viernes, agosto 14, 2009
Los triques de Ale
Desde ayer, Gladis hizo los preparativos para mudar las cosas de Ale a Villahermosa. Hoy, Martín y Yo nos dimos a la tarea de treparlas a la camioneta. Dicho así, pareciera que todo fluyó sin contratiempos, pero nada más lejos de eso. Tratándose de Alejandra el tiempo es muy relativo, y las prioridades también. Lo bueno es que siempre tiene excelentes recursos para justificar sus acciones (o inacciones). Por ejemplo, en plena actividad de traslado, llegó el turno a una cómoda sobre la que estaban toda clase de chucherías.
¿Por qué no desocupaste antes el mueble? –le pregunto mientras veo que está retirando revistas, libros, bolígrafos, y una larga lista de etcéteras más.
Es que los estaba ocupando –me responde despreocupada.No dije nada, no tenía caso. Mejor era permanecer en silencia antes que recibir otra verdad tan absoluta como aquella. Total, llegamos a Villa a la hora en que el calor estaba en todo su apogeo. Con todo, aún había que subir el menaje a un segundo piso, ni modo. Terminado el trabajo, sudando copiosamente, salí de la casa en busca de una rachita de viento que me refrescara. Permanecí de pie un largo rato contemplando la esplendida vista que tenía enfrente. En la otra acera de la calle se extendía a todo lo largo una fila de árboles entre los cuales pude distinguir macuilis, guayacanes, filus, y otros más que no menciono por desconocer el nombre. Vi una garza negra mientras descansaba solitaria sobre una rama de filus. Su cuerpo era sostenido por unas largas patas flacas y estaba coronado por una cabeza de tamaño exageradamente pequeña en relación a su pico que la hacía parecer muy desgarbada. Pensé entonces que ese cuerpo estaba perfectamente adaptado para conseguir alimento en aéreas lagunares de poca profundidad. Por supuesto, el ave y yo nos encontrábamos en un área de estas características. Al otro lado de la fila de árboles se extendía el brazo de una apacible laguna. Me olvidé del tiempo observando las pequeñas ondulaciones que el viento formaba en su superficie para luego empujarlas hasta la orilla. Ahí se desvanecían.
¿Por qué no desocupaste antes el mueble? –le pregunto mientras veo que está retirando revistas, libros, bolígrafos, y una larga lista de etcéteras más.
Es que los estaba ocupando –me responde despreocupada.No dije nada, no tenía caso. Mejor era permanecer en silencia antes que recibir otra verdad tan absoluta como aquella. Total, llegamos a Villa a la hora en que el calor estaba en todo su apogeo. Con todo, aún había que subir el menaje a un segundo piso, ni modo. Terminado el trabajo, sudando copiosamente, salí de la casa en busca de una rachita de viento que me refrescara. Permanecí de pie un largo rato contemplando la esplendida vista que tenía enfrente. En la otra acera de la calle se extendía a todo lo largo una fila de árboles entre los cuales pude distinguir macuilis, guayacanes, filus, y otros más que no menciono por desconocer el nombre. Vi una garza negra mientras descansaba solitaria sobre una rama de filus. Su cuerpo era sostenido por unas largas patas flacas y estaba coronado por una cabeza de tamaño exageradamente pequeña en relación a su pico que la hacía parecer muy desgarbada. Pensé entonces que ese cuerpo estaba perfectamente adaptado para conseguir alimento en aéreas lagunares de poca profundidad. Por supuesto, el ave y yo nos encontrábamos en un área de estas características. Al otro lado de la fila de árboles se extendía el brazo de una apacible laguna. Me olvidé del tiempo observando las pequeñas ondulaciones que el viento formaba en su superficie para luego empujarlas hasta la orilla. Ahí se desvanecían.
sábado, agosto 08, 2009
Un parentesis
A partir del lunes estaré disfrutando unos días de vacaciones. En otro tiempo, en un día como este, nuestras maletas ya estaban hechas y listas para acompañarnos al día siguiente a nuestro esperado viaje anual a Guadalajara. Ahora en cambio, me conformo solo con añorar aquel agradable estado de ánimo proporcionado por la expectación de volver una vez más a la perla de occidente. Extraño Guadalajara me dijo hoy con nostalgia Gladis. Pienso que esa melancólica evocación tiene que ver también con la reciente ausencia de Pedro. Otra cosa que la perturba es que Ale tendrá que vivir en Villahermosa a partir de este semestre. La razón es que todas sus materias las tendrá a partir de ahora de tarde. Saldrá ya muy noche de la escuela y no será conveniente que viaje a esa hora hasta Reforma ¿Qué haré sola tanto tiempo en la casa? –Se lamenta. Bueno, estoy seguro que encontrará algo que hacer. Por lo pronto casi puedo asegurar que una de las cosas que hará será viajar a Villahermosa casi todos los días.
viernes, agosto 07, 2009
De vuelta por aqui
Es época en que el aire cambia de aroma. Así lo anuncia la grama húmeda que dejan atrás las primeras gotas de lluvia. Es el tiempo en que se alternan los días calurosos con otros de brisa fresca. Es en este período de transición que el calor se vuelve más bochornoso en las noches. Cuando esto sucede es señal inequívoca de que la lluvia viene a la carrera a salvarnos del sofoco. Quedaron atrás los discretos colores lilas de los macuilís, los amarillos fosforescentes de los guayacanes y los rojos carmesí de los framboyanes. Estos mismos árboles de ornato, antes vestidos de gala, lucen ahora el moderado atuendo verdoso de cualquier árbol perene. Pasó también el tiempo de los dulces y carnosos frutos con los que nuestro árbol de mango nos deleita pródigamente cada dos años. Comí mango verde, maduro, en dulce, en agua, en yogurt, etc. En esta época, se ven menos animales deambular a campo abierto, prefieren tal vez el sosiego y el anonimato que les otorga la espesura. Solo unas cuantas ardillas negras se dejan ver fugazmente subiendo o bajando algún tronco en busca de semillas para el invierno.Pasando a otro asunto. Hoy Pedro se fue a GDL. Reanudará el lunes sus clases. Pasó con nosotros casi tres meses, tiempo que ciertamente pasó volando. En estos tres meses hubo más de tres fines de semana que logramos estar juntos todos los miembros de esta familia. Espero que la próxima vez sea pronto.
domingo, julio 19, 2009
El reencuentro
Por largas semanas he dejado de entrar a esta bitácora. No es que me haya olvidado de ella, es sólo que el trabajo me ha absorbido con más ímpetu el ya de por si aporreado seso. Llego a la casa apenas con el gas suficiente para comer. Lugo, me dirijo al sillón de mis afectos con la firme intención de meterme en la cabeza algunos sustantivos y adjetivos como esos que supo combinar tan bien Juan Rulfo en su magnífico llano en llamas. Por lo general, antes de terminar la primera página del libro en turno las alucinaciones oníricas toman el control de mí conciencia llevándosela quien sabe a dónde mientras mis buenas intenciones se quedan junto a mis carnes botadas como cosas sin valor. Después que el alucine y mi conciencia hacen sus desmanes bajo una absoluta anarquía regresan frescos como grama de madrugada a reencontrarse con aquel cuerpo pachoncito que dejaron inconsciente.
jueves, mayo 28, 2009
En esta época existen días en que el viento no tiene fuerzas ni para mover una flor diente de león. El calor de verano arremete con temperamento hostil todo lo que esta sin techo y se toma su tiempo para aporrearnos el rostro con sus filosos dardos caldeados. Nada escapa a su loca hiperactividad y la sudoración copiosa es señal de que nuestra epidermis responde a esa derrama de excitación. Literalmente la piel llora como si de pronto los poros se convirtieran por efecto del bochorno en prolijos lagrimales. Los únicos seres vivos que disfrutan este clima temperamental son los framboyanes. Este gusto por lo extremo se manifiesta por una abundante producción de rollizos mazos de flores de color rojo carmesí que hacen olvidar mientras se miran las oleadas de calor que nos chamuscan.
sábado, mayo 23, 2009
Animal furtivo
Hace poco más de un año íbamos Gladis y Yo de camino a Villahermosa. Era una noche ausente de luna de algún mes entre octubre y diciembre. La carretera era alumbrada por las luces del coche mientras que el follaje tropical de las márgenes permanecía tan obscuro como cueva de murciélago. Al disminuir la velocidad para cruzar uno de tantos topes que se interponen en el camino vi pasar tres sigilosas figuras cuadrúpedas que caminaban en fila atravesando la calle. Parecían ratas enormes pero sin cola. Su pelo era corto de color castaño brillante adornado con dos o tres filas de motitas blancas. Dos animales pequeños seguían muy de cerca a un adulto. Deduje pues que era la madre seguida por sus cachorros.
¿Viste eso Gladis?
¿Que cosa?
Los animales que cruzaron la carretera
No vi nada
Ayer cuando veía por televisión un reportaje que mostraba algunos animales de la fauna tropical de la región volví a ver aquél mismo animal. Su nombre científico es agouti paca y esta en peligro de extinción. Los lugareños le dan el nombre de tepezcuintle y ha sido cazado desde épocas prehispánicas por la exquisitez de su carne.
¡Mira Gladis!, este es el animal que vi en aquella ocasión ¿lo recuerdas?
Si, lo recuerdo
Míralo, ¿lo has visto antes?
Ha, ¿es ese?, claro que lo conozco; mis papás lo comían hace años.
¿Viste eso Gladis?
¿Que cosa?
Los animales que cruzaron la carretera
No vi nada
Ayer cuando veía por televisión un reportaje que mostraba algunos animales de la fauna tropical de la región volví a ver aquél mismo animal. Su nombre científico es agouti paca y esta en peligro de extinción. Los lugareños le dan el nombre de tepezcuintle y ha sido cazado desde épocas prehispánicas por la exquisitez de su carne.
¡Mira Gladis!, este es el animal que vi en aquella ocasión ¿lo recuerdas?
Si, lo recuerdo
Míralo, ¿lo has visto antes?
Ha, ¿es ese?, claro que lo conozco; mis papás lo comían hace años.
domingo, marzo 29, 2009
Viento del sur
Ayer y hoy sopló el huraño viento del sur. Se nos vino encima de súbito y sin preámbulo como ataque de felino. La hojarasca era arrebatada de las ramas de los árboles por caprichosos remolinos de aire cálido. De nada servía la terca resistencia que los árboles de mango oponían al colérico soplido, invariablemente los frutos debiluchos terminaban reventados en el suelo victimados por el continuo zangoloteo de sus ramas. Pero ni este viento temperamental le restó ímpetu a Ale y a Chuy que se fueron por segunda vez a la feria de Reforma a comer polvo mientras gritan montados en esos espantosos potros de tormento llamados juegos mecánicos.
martes, marzo 24, 2009
Compañías inesperadas
Son comunes en la colonia las conversaciones de banqueta entre vecinos. Los temas dialogados son variados y entre los más socorridos están las historias de sucesos paranormales de fantasmas y aparecidos. Por ejemplo, esta la historia de las tres vecinas que diariamente salen a caminar alrededor de la colonia. Relató a Gladis una de las caminantes que en ocasiones a las sombras que proyectaban sus cuerpos las acompañaba una inexplicable cuarta sombra. En otras ocasiones encontraban en su camino a un niño solitario y desconocido caminando en áreas poco transitadas e impropias de alguien de su edad. Claro, debo explicar que la colonia consta de 60 casas y que todos sus ocupantes se conocen entre sí a tal grado que los niños creen que todos los papás y mamás que aquí vivimos somos sus parientes (nos dicen tíos). En una ocasión en la que Kory salió a caminar de noche le contó a Gladis que vio a un niño solitario sentado en la banqueta en el extremo más alejado de la colonia que da a la laguna. El niño estaba muy tranquilo y movía los pies en el aire sobre el vacío y la penumbra que se extendían frente a él. La última peripecia le sucedió a Chuy ayer en la madrugada. Sucedió que pachis empezó a maullar en la madrugada (2 a.m.) como lo hacen todos los gatos al andar haciendo groserías con las gatas como dice Gladis. Ale despertó por el escándalo gatuno y le pidió a Chuy que la acompañara a la calle para rescatar a pachis del ardor felino mañanero. Parado a media calle frente a la casa Chuy buscaba y llamaba a pachis. De pronto empezó a inquietarse por las señales que le hacía una mano desde atrás de una verja de una casa desocupada que lo invitaba a que se acercara. Sus pies lo llevaron al interior de la casa tan rápido como el rayo. Diría Gladis: sólo el cotón le volaba. ¿Verdad o sugestión? Tal vez las vecinas veían las proyecciones de las ramas o los troncos de los árboles bajo la luz de la luna. El niño solitario tal vez era hijo de alguna familia que estaba de visita en la colonia y que decidió salir a caminar aburrido de las pláticas de los mayores. Las señales con la mano eran tal vez de algún bolo (borracho) que se equivocó de casa y que suplicante esperaba que alguien le explicara en que lugar se encontraba.
lunes, marzo 16, 2009
Los caprichos de pachis
El sábado en la madrugada me despertaron los insistentes arañazos que pachis daba a la puerta de nuestra habitación. Mediante esta señal que tiene muy ensayada nos comunica que se le cuecen las habas por salir a la calle a perseguir bichos rastreros y voladores. Me levanté con mucho trabajo de la cama y me dirigí con una verticalidad vacilante a cumplirle su enconado deseo con tal de que nos permitiera seguir durmiendo. Apenas salí de la recamara me estorbó el paso para obligarme a bajar la mirada y hacerme patente su presencia. Entonces echó carrera como loco hasta detenerse en la puerta que da a la calle. Allí esperó maullando con la cola levantada en espera que lo librara del último obstáculo que le faltaba. Al abrirle la puerta se quedó inmóvil un instante dudando en salir cosa bastante rara en él. Miré hacia adelante para buscar la razón de ese freno intempestivo y no vi nada, absolutamente nada. La razón era que una densa neblina cubría todas las casas de la colonia y la visibilidad se extendía cuando mucho a unos cinco metros de distancia. Aún dentro de este reducido radio todo se veía difuminado; como si el gato y yo hubiéramos sorprendido al creador dando las últimas pinceladas a un alba muchas veces corregida. Por fin pachis se animó a internarse con paso algo vacilante en aquel ambiente blanco y difuso. Pronto se dio cuenta de que ese material blanquecino y opaco no ofrecía ninguna resistencia al cuerpo como lo hacía con la vista y se internó en él seguro de encontrar cosas diferentes. Cuando lo perdí de vista volví a las sabanas a retomar mi sueño interrumpido, muy contento por cierto de haber sido brevemente testigo del trabajo del creador.
viernes, febrero 27, 2009
Hálitos de febrero
Pasaron los ventarrones de febrero. Los vientos fueron escasos pero sus soplos intensos. Los pocos días que azotó dejó el jardín acolchado de hojas muertas. El árbol de mango fue despojado sin remedio de la mitad de su exigua floración. Por otro lado el calor viene de menos a más, con paso lento pero firme. El sol empieza a dejar su escorzo en la piel a medida que avanza el día. Las botellas de agua se dejan ver con mayor frecuencia en las mesas y escritorios listas para que disponga de ellas el sediento. Lo malo es que con la misma rapidez que el líquido entra al cuerpo con esa misma premura sale.
lunes, febrero 23, 2009
Se anuncia la primavera
El calor va adquiriendo fuerza gradualmente. Su efecto es notorio en cocoítes y macuilís que inician su transformación del verde invernal al lila primaveral. Nuestras delicadas gardenias están siendo afectadas por los temperamentales y fogosos rayos solares convirtiendo la blancura de sus pétalos en puro acartonamiento. Resulta obvio que son alérgicas a los afilados rayos de este sol ecuatorial. Las aves también sienten que algo esta cambiando alrededor, sus chillidos y gorgojeos mañaneros se hacen más escandalosos y prolongados. Vivir retirado de zonas urbanas permite notar los pequeños cambios que anuncian la proximidad de la siguiente estación. Ninguna estación se anuncia con tanto escándalo como la primavera.
sábado, febrero 07, 2009
Primacía de la rubiácea
Nuestra gardenia ostenta con júbilo desbordado diez gruesas flores blancas muy olorosas. Su buena índole las destaca de aquellas más coloridas que coexisten junto con ellas en la cofradía de nuestro jardín. Ante ellas, las otras parecen meros lacayos, simples neófitos del ornamento. Su bruñida apariencia atrae la mirada efusiva del caminante que muy pronto se ve rodeado por las emanaciones dulces de su aromático perfume. El otrora mondo breñal, ahora se ha convertido en floresta perenne que se exhibe soberbia como un recamado monarca francés. Atrás quedó aquel matorral pusilánime que servia de hogar a toda clase de bichos rastreros y voladores, y que lo mantenían siempre ahíto y contrahecho por la intensa labor de zapa infringida sobre sus brotes. Ahora se alza inefable con petulante seguridad como queriendo decir –si, de esta manera soy yo–
viernes, febrero 06, 2009
Dedo agrietado pero dueño feliz
El lunes en la tarde tocó la puerta nuestra antigua vecina. Muy empolvada y con tapaboca me solicitó el baño para lavarse. Me explicó que había venido con sus hijos a desocupar la casa para entregarla a la administración de pemex (desde hace como 5 años viven en Villahermosa). Por razones de peso y de volumen me ofreció regalados una mesa de madera, 3 sillones de hierro y una armazón de madera (duela) de unos 2x5 metros. Vestido de bermuda y playera, y calzado con unas chanclas de plástico, la acompañé a su casa (que esta enfrente a la mía) para ver los susodichos enseres. Entre su hijo y yo tratamos de sacar de la casa la armazón de madera por la puerta de la cocina ya que era el único acceso abierto (la llave de la puerta principal por donde había entrado, se perdió). No hubo éxito. Lo único que logré sacar fue un tropezón con semejante armatoste que me desgarró media uña del dedo gordo del pié izquierdo. El golpe me dejó viendo estrellitas. El dolor iba y venía en grandes y pausadas oleadas desde la punta del dedo gordo hasta la punta del último pelo de la cabeza. A la vez un sudor frío y un aletargamiento se apoderaron lentamente de mí. Estuve vibrando como diapasón aporreado por quién sabe cuanto tiempo. Sentía el pié pegajoso y la uña teñida de rojo mostraba una fea hendidura que se prolongaba desde la punta hasta la mitad. Después de un rato y ya un poco recuperado, la vecina me preguntó mientras me señalaba la batea de su camioneta repleta de libros si había en Reforma una biblioteca. Me explicó que tenía la intención de donar toda esa pila de libros (entre ellos varias enciclopedias) porque a ninguno de sus hijos les interesaba la lectura. Si le interesa alguno de ellos lo puede tomar –me dijo. No había terminado su ofrecimiento cuando ya estaba trepado en la camioneta buscando libros con la misma enjundia que un pirata buscaría en un cofre lleno de joyas los diamantes. Seguramente la vecina me vio tan enajenado en la pepena (hasta el dedo se me olvidó) que se aventuró a preguntar con una sonrisa media picara ¿y si se los dejo todos? Si –respondí con una sonrisa de presidente recién electo. No se decir cuantos libros son, pero calculo que el peso de todos juntos ronda los 100 kilogramos. No creo que me alcance el tiempo para leerlos todos pero la lucha le haré. Faltaba más.
viernes, enero 30, 2009
Gardenias puques
Siempre me han gustado las gardenias en los jardines. Sus flores de color blanco puro trasmiten oleadas de tranquilidad al ojo cansado que las mira. Su olor…ah, esa briosa fragancia dulce que penetra arrolladora en los desprevenidos hoyancos nasales. Sus pétalos ofrecen caricias de terciopelo a los de ánimo menguado. En fin, conociendo Gladis mi debilidad por este arbusto perenne plantó en nuestro escuálido jardín una pequeña plantita. La sembró a un costado de la puerta con la feliz intención de que cuando se desatara la abundante floración (he de confesar que nuestras expectativas eran altas) fuera lo primero que miráramos al llegar o salir de casa. Nada salió como esperábamos ya que a cuatro años de aquella plantación apenas nos ha regalado 3 coquetas florcitas. ¡Ha de ser macho! –dice despectiva Gladis cada que repara en el frondoso breñal cubierto de hojas de 1.7 metros de altura en el que se ha convertido. Agregado a su condición de puque (palabra utilizada en esta comarca para referirse a las gallinas que no ponen huevos) le cayó la plaga del algodoncillo que hace crecer a las hojas como auténticos cuasimodos. Las hojas que logran desarrollarse normalmente son afectadas después por un amarillamiento que produce en quien las ve hartos sentimientos mustios. Tratando de componer este desastre, el año pasado Gladios compró otra gardenia. Ahora la dejó en maseta pensando en que el terreno era el culpable de tan mala producción. La compró con muchas flores para asegurar la buena fertilidad. Después de un año de la nueva adquisición ha permanecido tan puque como la anterior. Decidimos intentar otra estrategia para remediar la situación. Estudiamos con ahínco en Internet los gustos y necesidades de las gardenias. Fuimos al supermercado en diciembre dotados de profusa información con la firme intención de terminar con tan magra fertilidad. Logramos el milagro con una combinación de vitaminas ricas en hierro para la tierra, una buena fumigación a sus hojas, la remoción de maleza, aflojamiento de tierra alrededor del tallo y abundante agua. Ahora los botones se dejan ver en cada rama de ambas gardenias como preámbulo de una abundante y segura floración. Por fin.
martes, enero 20, 2009
La comunión
Esta imagen del parque museo La Venta muestra los esfuerzos realizados por las autoridades tabasqueñas para proteger la integridad de los monumentos arqueológicos de la cultura Olmeca durante la inundación de 2007 (noviembre). Este parque es una de las atracciones turísticas más significativas del estado por ser el lugar en el que se resguardan los vestigios colosales de la cultura más antigua de toda mesoamerica: Los Olmecas. Estos símbolos de orgullo tabasqueño y patrimonio cultural de todos los mexicanos fueron utilizados por 3 integrantes de un culto (secta, según los medios) como elemento principal de un rito o ceremonia que tenía como fin, según algunas versiones no oficiales, exorcizarlas de presencias mailignas. Según versiones oficiales, las esculturas fueron rociadas con una mezcla de jugo de uva, aceite y sal dejándoles una mancha amoratada permanente que daba la apariencia de haber sido curadas con toques de violeta. Según versiones extraoficiales que circulan de boca en boca se trató de vino tinto, mezclado con aceite y sal. Así pues, esta acción parece indicar que la cabeza olmeca fue obligada a participar en una ceremonia en su honor (su primera comunión) para que su pecado de soberbia (dejarse adorar por los turistas) sea perdonado. Por consiguiente, tal vez para limpiar dicho pecado, fue rociada con la sangre simbólica del cordero: vino tinto. La congregación no tuvo problema en pagar la fianza de 300,000 pesos para liberar a sus fieles feligreses cuya honorable acción y alto sacrificio fue a todas luces en bien de la humanidad.
viernes, enero 16, 2009
Novela: Rebelión de la Granja de George Orwell
En mi opinión, en esta obra Orwell utiliza los recursos de la fábula para revelar poco a poco una sátira precisa y bien lograda de la Rusia comunista. Es una fábula porque Orwell se vale de los animales de granja para entretejer una historia de humor (negro) cuya moraleja se repite muchas veces en el desarrollo de la historia. Creo que es una sátira porque en cada animal se puede identificar con bastante precisión a su correspondiente humano (institución o país) real de la Europa de los 30. Podría pensarse fácilmente que el tema principal de la historia es el “cambio”, pero, desde mi particular punto de vista, los temas principales de la trama giran en torno al “engaño” y al “miedo”. Es una historia cautivante en la que se pone de manifiesto el papel preponderante que tiene el manejo de la información como medio persuasivo para alcanzar un fin. Orwell advierte en esta novela las consecuencias dolorosas que resultan de caer en las trampas de la fe. El caballo Boxer es el mejor ejemplo. El cerdo Napoleón existe porque Boxer y las ovejas existen. Sucede igual en el mundo real. ¿Por qué mucha gente cree en lo que se le dice aunque lo dicho no se corresponda con la realidad? Es un tema vigente y los ejemplos sobran en este mundo convulso.
Pachis
Se terminaron las vacaciones de Pedro. Regresó a Gdl el domingo. Regresó sin Pachis, su gato. Ahora el minino (de color miel, atigrado y boludo) deambula por este territorio como si nunca se hubiera apartado de él. Lo malo es que observa con ojos turbios a los cuyos que Ale tiene como mascotas mientras los asecha relamiéndose los chuzos blancos que tiene por bigotes. Ha tomado el hábito de afilarse las uñas en sillones y alfombra sin importarle la andanada de zapatos o de chanclas que le zumban la cabeza. Sale felizmente al jardín a practicar el arte de la caza con toda clase de insectos rastreros y voladores. Olisquea y asecha largamente los agujeros y juega despreocupado con todo objeto que se mueve. El zoológico aumentó. Nos acompañan en la casa 2 perros (niño y patón), dos cuyos (las gordas), un loro (paco) y un gato (pachis). El idilio y las andanzas de pachis terminan cuando le sale al paso un gato que suele vagabundear los alrededores. Entonces se engarrota adoptando una figura pétrea mientras el otro le ruge encorvado haciéndole patente sus malsanas intenciones.
miércoles, enero 07, 2009
Fin de semana en carretera 2
Después de pasar la noche en San Cristóbal con un terrible dolor de pierna en el muslo derecho sin duda producto de mi mala circulación y a las continuas horas al volante (me la pasé dando vueltas en la cama en gran pleito con los borregos que no se dejaban contar) me levanté como sonámbulo a darme una ducha con agua caliente para despabilar y sacudir la terrible modorra que tanto me amargó la noche. Después del desayuno nos fuimos en bola a dar un recorrido por el mercado de artesanías que por cierto estaba atestado con gente de todos colores y formas que pululaba entre los puestos como en una gusanera. Llamó mi atención que un tercio de los artesanos eran extranjeros del tipo mochilero (de rasta con borra y tatuaje colorido) que comerciaban collares, sortijas, aretes, etc. La artesanía expuesta era mayormente elaborada con ámbar que es un material muy común y representativo del estado de Chiapas (famoso por su pureza). Pasado el medio día retornamos al asfalto con rayas blancas ahora con dirección a Chiapa de Corzo con el firme propósito de no parar hasta llegar a la orilla misma del Cañón del Sumidero. Llegamos al famoso kiosco de Chiapa de Corzo único en su tipo construido con ladrillo rojo en el siglo XVI con la forma de la corona de los Reyes Católicos de España. Después de estar a la sombra del kiosco resguardándonos un poco del calor picante de la tarde nos dirigimos al embarcadero con las testas protegidas con sombreros y cachuchas para evitar las quemaduras del sol durante el recorrido en lancha que nos llevaría por el río Usumacinta hacia los altos despeñaderos hasta llegar a la presa chicuasen. El recorrido de dos horas de ida y vuelta valen bien la pena. Íbamos como 16 personas en una lancha rápida de potente motor que se alzaba continuamente sobre la cresta de las olas producidas por otras lanchas para caer estrepitosamente haciendo saltar el agua a los costados de la embarcación en medio de la algarabía de sus ocupantes. Nos vimos todos en la necesidad de quitarnos los sombreros y las cachuchas para evitar que el fuerte viento las arrancara de nuestras cabezas. Lo bueno fue que el sol ya estaba amainando y sus rayos eran detenidos por sendos relices que se alzaban a ambos lados del río. El fuerte viento nos arremolinó el cabello hasta dejarlo como chuzos de puerco espin. Toda incomodidad (que no fue mucha) valió la pena a cambio de los estupendos escenarios observados en el recorrido de alrededor de 80 km a través de montañas y bosques con todo tipo de aves, monos araña, cocodrilos…y plásticos. Regresamos al embarcadero ya en el ocaso y nos dirigimos inmediatamente a calmar el hambre que para esa hora ya era mucha. Le entramos duro a los tamales típicos; de mole, de bola, de elote, de chipilin, de masa colada, etc. Salimos de Chiapa de Corzo ya entrada la noche del domingo y paramos en Tuxtla Gutierrez por una chalina que doña Maty olvidó en el hotel donde pasamos la noche del viernes…de ahí, sin parar hasta Reforma Chiapas. Llegamos alrededor de las 12:00 pm bastante moliditos pero satisfechos.
lunes, enero 05, 2009
Fin de semana en carretera 1
Desde hace tiempo Gladis y yo habíamos venido aplazando por diversas razones un recorrido por el interior del estado de Chiapas. La semana pasada no se como salió a relucir el tema, lo cierto es que el viernes por la tarde me encontraba manejando en compañía de la familia rumbo a Tuxtla Gutierrez. Llegamos en la noche, cenamos y pernoctamos en este lugar. En la mañana del sábado ya estábamos de nuevo en la carretera con la idea metida en la cabeza de llegar a los Lagos de Motebello. Nos detuvimos a desayunar en San Cristóbal de las Casas envueltos en nuestra raquítica ropa de invierno con el fin de atenuar un poco la terrible sensación de frío que nos hacía tiritar sin control. San Cristóbal es una preciosa ciudad con todo el sabor de provincia, con sus casas coloniales, techos de teja y calles adoquinadas. Esta rodeado de bosques y montañas y se respira un aire fresco y cristalino. Así, ateridos con el frío de la mañana, a todos nos volvió el alma al cuerpo después del primer sorbo de un buen café capuchino. Después del desayuno continuamos nuestro recorrido ya sin escalas hasta los bellísimos lagos de montebello que nos recibieron como si fueran espejos en los que se miraba reflejado el alegre azul del cielo. Después de llenar nuestras retinas con estas bellas creaciones de la naturaleza y de llenar nuestros pulmones con las emanaciones de toda clase de aromas clorofilicos, retomamos la carretera ahora con rumbo a Chiflón. Ya en Chiflón, disfrutamos del río de agua azul y transparente que se abre paso entre innumerables cantos rodados llenos de liquen y de burbujeante espuma. Comimos en Chiflón antes de emprender el regreso a San Cristóbal de las Casas a pasar la noche entre sus casas de teja, su colorido y su extrema limpieza. Pedro se fue de antro con Maty y su esposo sin hacer caso de la frialdad de la noche que hacía salir vapor en cada respiración. Aquí Pedro tuvo su primer encuentro con una marcha en pro del EZLN que a las 12 de la noche llenaron de pintas el palacio municipal (originalmente de color blanco). Le extrañó ver pocos indígenas en la comitiva. Eran en su mayoría personas rubias de ojo azul –dijo. Es el turismo revolucionario –le informé. A la mañana siguiente pude constatar la transformación del centro histórico de San Cristóbal: de ser toda limpieza y pulcritud, a convertirse en lienzo lleno de graffiti digno de la mara salvatrucha. Algunas consignas que pude leer eran: viva la APPO, Viva PALESTINA, abajo el mal gobierno, etc, junto a sendos dibujos de Zapata y cabezas con pasamontañas.
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